domingo, 19 de julio de 2015

AGENDA

Me sé el número de teléfono de la casa de mis padres y el de la mía, dudando a veces, porque ese lo uso poco.

Podría reconocer con dudas alguno más...hasta allí llego.

Me sé mi teléfono móvil y ninguno más. Tendré que aprenderme el de H. cuando lo tenga y espero tardar un poco en dárselo.

Si pierdo la agenda de teléfonos, mi escasa memoria me dejará incomunicada. Por suerte, hoy en día hay otros medios y otras habilidades para poder recuperar los números, pero seguramente serán sólo aquellos que hayan sobrevivido el paso del tiempo. Recuperaré los que tenga en el móvil.

Mi agenda de teléfonos en papel tiene más de veinte años...Y a veces, cuando la veo, cuando recurro a ella, sonrío. No es una agenda es simplemente un cuadernillo de papel reciclado, de hojas muy finas, algunas ya sueltas. En ellas he ido apuntando números de teléfono y direcciones de veinte años de vida...que digo veinte, deben ser treinta o cuarenta porque cuando la empecé...hace veinte, ya apunté los acumulados en años previos.



Recuerdo aquellas tardes en tu compañía, en aquel piso sin muebles que parecía un chollo*. Nuevo, bien situado, a estrenar pero... sin muebles. Ninguno de los tres los necesitó. Con lo que teníamos sobrevivimos aquel año. Uno de los más importantes de mi vida. Aquella vida contigo, aquellas charlas, se convirteron en un acicate para cambiar la mia. A mejor. Y también la tuya. Por eso seguimos aquí juntos, aunque separados.

Pues sí, recuerdo aquellas tardes, cortando las esquinas del cuadernillo con un cúter para poder identificar las letras, escribiendo en verde y rojo; nombres, teléfonos, direcciones (de aquellas escribir cartas y postales, aún era un placer que me permitía). Cada cierto tiempo pienso que debo cambiarla, actualizarla, pero casi nunca empiezo. Bueno sí empiezo, pero no termino...

Hace unos años hice el mejor de los intentos. Organicé el primer paso: tachar las que no tendría que pasar, aquellas que no eran actuales, aquellos con los que ya no tendría contacto, aquellos -algunos- que ni siquiera reconocía quienes eran!!!. Terminé agotada y con dolor de corazón; decidida a no desprenderme nunca de mi vieja agenda que contenía tanta vida...tantos recuerdos...tanta gente que fue, es y algunos seguirán siendo, tremendamente significativos...

Una agenda que atesora afectos en tres continentes, veinte países, casi un centenar de ciudades. Ciudades que tienen rostros, vidas compartidas, recuerdos permanentes o fugaces pero vida al fin y al cabo. Me cuesta "hacer limpieza de números". Cada vez que lo intento, con cada nombre, aparece un recuerdo. La mente y el corazón se van de paseo a revivir y yo, siempre dada a la ensoñación, me emociono pensando en esos compañeros de viaje y en toda esa vida. Que suerte tengo.


Me pregunto ahora... a mi ¿quién podrá seguirme la pista?...me faltan algunos años para cumplir cincuenta...he tenido nueve hogares y uno más de préstamo (el familiar, al que siempre se puede volver). No sé cuántos números de teléfono fijo porque creo que no tuve en todas las casas en las que he vivido (qué memoria desdibujada la mía), y sólo dos móviles, uno laboral (cuando trabajé en cooperación) y el actual...ese otro que, como mi agenda, atesora teléfonos que no me sé. Por suerte, sigo recordando quienes son todos los que están allí.

Y que la vida me dan. Aunque no les llame nunca. No me gusta hablar por teléfono. Me gusta escribir. Aunque ya no escribo cartas, otra asignatura pendiente. Las redes sociales que nos han hecho mucho bien pero también han traído algunos males....

* Según la RAE "Cosa apreciable que se adquiere a poca costa"



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