sábado, 22 de junio de 2013

REFUGIO

...hace un par de días, el 20 de Junio se celebró el día Mundial del Refugiado

A mi los días Mundiales de...me provocan una sensación ambivalente. Creo que hay realidades y circunstancias que no tienen que tenerse presentes un día, sino todos los días. Tener que institucionalizar la conmemoración, refleja la tendencia al olvido. Y hay cosas que no deben ser olvidadas.

Cuando ya anochecía y yo pensaba en ello, en medio de la particular reflexión que conlleva el final del día, he traído a mi memoria los rostros de todos los refugiados y solicitantes de asilo con los que me ha tocado trabajar en estos años, desde Vietnam hasta Albania, pasando por Etiopía. Esa sucesión de rostros, de historias, de tristezas, miedos y alegrías, volvió a erizarme la piel. Como no podía ser de otra manera, volví a pensar en F. preguntándome dónde estará. Cómo estará.


Conocí a F. con alrededor de 18 años, en Mayo del 2007. Tuvimos que esperar casi cuatro años para ver reconocido su estatuto de Refugiado. Recuerdo las entrevistas con él con particular emoción, y agradezco a M. su ayuda como interprete en las primeras etapas de la intervención, su compañía en el dolor de la narración de esa historia de vida. 

La vida de F. se rompió cuando tenía 9 años. Perdió a sus padres y fue separado de sus hermanos. La muerte de sus padres le duele pero el no saber qué fue de la vida de sus hermanos le persigue.

Las entrevistas con F. son inolvidables. No he conocido a nadie con tanta necesidad de narrarse (y justificarse en sus acciones), alguien que necesitara tanto salvarse de la culpa que era de otros y el sentía como propia. Nadie que me reflejara tanto lo que era sobrevivir a la barbarie. Y F. era un niño, un niño de la misma edad que mi hija. Un niño soldado.

Un niño que no pudo elegir. O sí, eligió sobrevivir. Sin embargo, durante el tiempo que caminamos juntos he visto volver a sus fantasmas. Sigo preguntándome como logró durante tanto tiempo mantenerlos alejados. Porque la realidad siempre supera a la ficción.





martes, 18 de junio de 2013

PRUEBA DE VIDA

H., como le ha tocado muchas veces este año, ha pasado el fin de semana con unos amigos que son nuestra familia en esta tierra. Yo estaba fuera de la ciudad por razones importantes. Seguimos más o menos el mismo patrón de contacto que en ocasiones anteriores pero el sábado en la noche no pude hablar con ella, ni siquiera hice el intento, pues sabía que estaba bien.

El domingo apenas abandonamos la casa de nuestros amigos y estuvimos a solas me dice...

- Mamá ayer casi me pongo a llorar....pensaba en por qué no me llamaste. Después me dijo A. que habías llamado.
 

- Sí?. Lo siento, aunque a veces tienes que reconocer que cuando te llamo no quieres hablar conmigo, y eso lo entiendo, porque estás jugando, pero también a mi me da tristeza.


- Tienes razón mamá, porque anoche yo estaba jugando y no quería hablar contigo, pero es que si no llamas tu, me preocupo porque pienso que te ha pasado algo. 


En realidad no llamé, solo contesté a un sms a la maravillosa A., que quiere a mi hija como si fuera su madre. Ella me había mandado un mensaje para decirme que estuviera tranquila, que ellos, a tardías horas, seguían en el jardín con diez niños jugando al escondite.

Yo me sentía algo culpable de haber olvidado ese deber. Olvido basado en la certeza de lo bien que está H. con ellos. Y, ciertamente, a mí no me había pasado nada (al menos nada malo) pero aprender de sus necesidades (que yo demuestre que sigo ahí) me hace aplacar las mias (que a veces dudan de que le importe en medio de la diversión). 

Y agrada, saber que nos echan de menos, sobretodo; cuando después, existe la posibilidad de darse abrazos de más... Y en ello hemos andado hoy.

 

martes, 11 de junio de 2013

LO IMPORTANTE ES LA ACTITUD...


H. y yo estudiamos matemáticas, sí estudiamos ambas, reconozco que aún soy capaz de reaprender cosas que había olvidado por desuso. Estudiamos, entonces, de buen grado, queremos -más ella que yo- sacar un diez. Ella lo anhela, pero lo cree imposible. Un diez que a mi me da igual, pero del que la creo capaz. Dos formas de ver la vida, así somos de entrada.


Quiero ayudarla a conseguirlo y me topo con sus dificultades, que creo están menos en sus posibles capacidades, y más en sus tajantes actitudes y percepciones frente al aprendizaje escolar, o tendré que decir ¿ante el fracaso?.

Último tema de Matemáticas de 3º de Primaria, "Los datos y su representación gráfica". Ella misma me lo dice: "Esto es muy fácil mamá, es como dibujar". Exactamente querida, es decir cosas con dibujos y a ti te encanta dibujar.

Repasamos uno de los dos conceptos teóricos: La Moda. "La moda es el dato que más se repite dentro de una Tabla de datos"....Leemos, memorizamos, decimos con otras palabras, repetimos la información fundamental del concepto "más"... Creo que lo tenemos. Dejo pasar unos minutos mientras hacemos otras cosas. Y vuelvo.

- ¿Qué es la Moda?. Me mira. Titubea...
- "...es el dato que está en la tabla de datos..."
- Veo que tienes la idea pero hay algo importante que se te olvida. Piénsalo.
- Es el dato de la tabla, ya te lo he dicho!
- H. dicho así no está bien,  te falta algo pequeño pero muy importante, sin esa parte no estás hablando de la moda, sino de todos los datos.

Se enfada, se tensa...
 - Ya te lo he dicho!!!
 Para evitar la escalada....Le pido volver a leerlo....

Lo lee y me dice.
- Ves! es lo que dije!!
- No me has dicho lo que pone el libro. A lo que tu dices le falta esto: "más se repite" y eso es lo más importante. Lo puedes decir con otras palabras pero esa idea debe estar y en tu explicación no estaba.
- Pues no lo dije, pero lo pensé!!!
- Puede ser...pero si no logras decir o escribir lo que piensas, los profesores no pueden evaluarte en todo lo que sabes.

Y respiro y trato de quitarle hierro al asunto pero me preocupa. Porque cada vez más, "es el dato que más se repite". Esa resistencia, no a aceptar sus dificultades, sino a aceptar su falta de éxito a la primera. Y se está volviendo frágil frente a su sensación de fracaso porque no se está dando la oportunidad de pensar, de reflexionar, de aprender. Puede con ella la necesidad de ganar. Y empieza a ver estas pérdidas como algo esencial e irremediable y no como algo circunstancial, y con posibilidades de cambiar. Y de cambiar para mejor.

¿Cómo puede corregir un error, suplir una carencia o resolver un problema si le cuesta aceptar su existencia? Y creo que le cuesta porque piensa que la define. No lo vive como un reto, sino como un estigma. Y nuestro sistema escolar tan proclive a estigmatizar se lo va a poner en bandeja de plata así que no necesitamos ayudarlo. Al contrario, debemos luchar contra él. Pero no se bien como hacerlo.

Mi hija se está convirtiendo en su enemiga y tendrá que vencer sus miedos para ser tan grande como puede ser. Me pregunto si desde mis certezas y mi amor incondicional sabré guiarla para que transite ese camino de piedras. Cruzo los dedos para que encuentre maestros que sepan entenderlo y modelarlo sanamente. Porque sí, tristemente, creo que es una cuestión de suerte. Y no debería.







miércoles, 5 de junio de 2013

ABANDONO


El lunes amanecí leyendo esta interesante reflexión. Pensando en cómo este compañero de viaje había encontrado una metáfora perfecta. Una metáfora que describe las dificultades con las que se encuentran muchos de nuestros hijos, cuando la escuela no sabe dar respuesta a sus necesidades específicas. Pensé en lo útil que me sería la imagen para explicar ciertas cosas en el centro educativo de mi hija. El lunes, entonces, amaneció de cuentos y con sonrisas.


Pero el martes, amaneció de pesadillas. Cuando escribí mi anterior entrada yo argumentaba que lo que representa la palabra VINCULO constituye uno de los mejores predictores de la sana evolución del proceso adoptivo vivido por una familia. Al mismo tiempo, pero ya sin escribirlo, pensé:... y la otra palabra esencial es DUELO. Como era un post sobre la magia y las cosas buenas, decidí omitir esta última parte de mis pensamientos.

Pero el horror es a veces más fuerte que el amor. El horror de la crueldad lo tengo dando vueltas en mi interior, pensando en esa madre que sufre, viendo a su hija sufrir. 

Crueldad, sí. Y ganas de llorar, también. ¿No tienen ya suficiente en su mochila?. Sí, sin duda, pero me temo que nuestros hijos tendrán que lidiar con eso y con mucho más, y muchas veces, a lo largo de su vida. Yo no sé si en el mundo hay muchas o pocas personas crueles, pero no creo que nuestros hijos se libren de encontrar alguna por el camino. Alguna que les dirá estas cosas o quizás otras peores. Alguna que, en el mejor de los casos, intentará agredirles verbalmente pero que, según la ocasión, legitimado como se siente para ello, puede llegar a más. 

Me gustaría decir que son escasas esas personas, la verdad es que no me lo creo. Aún así, para hacer daño sólo basta que te topes con una de ellas. Basta una bala en el lugar preciso para matar a alguien.

También me gustaría decir que no vale la pena hacerles caso, pero me parece imposible, por eso mi único camino es hacia adelante, mirando de frente, hablando de lo sucedido, razonando, intuyendo, opinando, cuestionando y, por su puesto, llorando, peleando, reprochando, validando,... En general, fortaleciendo a nuestros hijos para que, desde su interior, puedan generar las respuestas ante esos señalamientos del otro, buscando las palabras que pongan freno al daño. No daña quien quiere, sino quien puede.

En la mayoría de los casos eso tiene que ver con la elaboración del duelo, con sanar en lo posible la herida de esa pérdida esencial del cuidador primario, cualesquiera sean las razones de tal pérdida. Creo que como padres y madres además de abrazar y consolar, tenemos que ayudar a nuestros hijos a procesar, desde lo cognitivo y lo emocional, cada una de esas expresiones dañinas hasta que dejen de doler…porque sólo cuando dejen de doler esas palabras, habrán perdido su poder y dejarán de ser dichas.

Y eso, ¿cómo se hace?, supongo que cada historia es única y ha de ser trabajada con nuestros hijos de forma diferente y no hay recetas sino pistas, intuiciones, intentos... Si trabajamos esas posibilidades, desde el análisis de las fases del duelo, a mi se me ocurre:

Primero, facilitar en el niño su relación con esa ausencia, hablar abiertamente de abandono o de la muerte y de las posibles circunstancias que generaron ese hecho, trasladando la responsabilidad de los hechos a los adultos y eximiendoles a ellos de toda responsabilidad. Insistir en cómo determinadas circunstancias personales, sociales, familiares; elegidas o forzadas, construyen la realidad de una madre, unos padres, que no pueden cuidar a sus hijos. Y claro, según la edad, creo que lo simbólico nos ayuda mucho en la construcción de esas narrativas: cuentos que traten el tema, dibujos, obras de teatro, películas que nos inviten y nos hagan hablar él.  Tendremos que ayudarles a expresar el dolor de la injusticia, la rabia, el desconcierto, que producen el abandono y la pérdida, primero vista en otros y luego en ellos mismos.


Segundo, tendremos que aceptar que se produzca una idealización de esas figuras ausentes, permitir la posibilidad que se justifique la ausencia, la fantasía de lo que pudiera haber sido y, a veces, incluso, el cuestionamiento de nuestro papel en esa historia. A partir de allí, trabajar progresivamente en acercarnos a la realidad conocida y la responsabilidad de las decisiones de otros que posibilitaron su llegada a nuestras vidas. Validas serán también entonces, las inquietudes en relación a la situación actual de esa familia imaginada. En este apartado, es especialmente útil que los padres adoptivos tengamos elaborada (y reconciliada) nuestra relación con la familia biológica de nuestros hijos.

Tercero, llegará el momento en el que nuestros hijos cuestionaran las decisiones y las circunstancias que los llevaron a nuestras vidas. Aceptarán el dolor de la pérdida y las ausencias abiertamente. Expresarán sin miedo, su rabia y su dolor. Y protestarán. Y finalmente aceptarán estas circunstancias, con sus ganancias y sus perdidas. Validar esas emociones y canalizarlas de formar presente y constructiva es el mayor reto de esta etapa.

Finalmente, llegará el momento de asumir y asumirse, para después construirse, mejor re-construirse integrando en su identidad su realidad bi-familiar, llena de presencias y ausencias, de afectos y desafectos, de sueños y de tragedias, de suertes y desgracias.


La fotografía pertenece a Daniel López, no dejéis de visitar su web
Y creo que es una tarea compleja, un camino largo, que se vive en paralelo entre nuestros hijos y nosotros, una tarea en la que sólo les podemos brindar la certeza de amarles y acompañarles incondicionalmente. Y una tarea en la que, también como adultos, tenemos un duelo que elaborar frente la compleja realidad emocional que hemos elegido, con consciencia o no, al decidir ser madres y padres por la vía de la adopción. Más, cuando esa opción es pública, como sucede siempre en las adopciones interraciales.

Y no es poco el camino que nos queda, sin embargo toda larga caminata se alimenta de pasos pequeños y sostenidos.


lunes, 3 de junio de 2013

VINCULO...

Hace años que conozco a E. No se cuantos exactamente, pero más o menos el mismo tiempo que llevamos esperando a nuestros hijos. Disfrutando de ellos. Pensándoles. Sintiéndoles. Un camino, a veces muy solitario, en ocasiones agradablemente acompañado.

E. tiene, al menos, dos grandes dones: Piensa y Escribe con talento. Un talento, que yo leo reflexiva. Me encuentro con ella a diario, en muchos de los espacios virtuales que compartimos. Y a base de este roce, también ha nacido el cariño. Ese que crece de sentir que alguien te entiende, sabe de lo que hablas, de lo que disfrutas -y de lo que padeces- con ciertas vivencias.

Sí, virtualmente, E. está cerca, muy cerca. Sin embargo, en la vida real E. vive lejos, suficientemente lejos para plantearse un encuentro no virtual; sí, de esos que tanto apetecen con la buena compañía.

Uno de los espacios virtuales que compartimos es un lugar llamado VINCULO. Probablemente después de las palabras madre/padre -hijo/a, la palabra vínculo es la más importante para el pronóstico de la evolución de un proceso adoptivo. Y yo siempre he creído en los vínculos. Los creo, los cuido, me emocionan.

Hace unos días supe que E. pasaría un fin de semana en otra ciudad, una ciudad grande que está algo más cerca de la mía. Un fin de semana que, por casualidad, yo había decidido viajar a la misma ciudad. Lo decidí hace meses, con el objetivo de hacer grandes cosas. Cosas que han resultado fantásticas!!.

Nunca se lo dije a E. Ella tenía sus planes y yo los mios.

Pero hay cosas que uno no puede explicar y suceden. 

Decidimos ir al mismo parque en una ciudad de tiene muchos, diversos, interesantes. Un parque que es, en extensión el segundo más grande de la ciudad que nos reunía: 150 hectáreas de terreno, paseos, zonas verdes, lagunas...pero E. y su pandilla eligieron sentarse a diez pasos del lugar elegido por mi pandilla para lo mismo. Dos árboles contiguos. Diez pasos.  

Cuando vi a B. su hijo, sonreí. Yo no creo en el azar. Creo en la magia y hay cosas que unen. Vínculos sí, definitivamente. Así que fui y me presenté.

Ahora E. tiene rostro y voz, además de lo que ya tenía antes. Cuantas veces hemos hablado de nosotras, cuantas veces hemos hablado de nuestros hijos. Ellos que se reconocieron en su origen. Ellos que juntos estuvieron volando cometas. No quisimos invadirles con una foto pero ambas coincidimos en que la tenemos grabada en la retina.

Un placer E. si lo hemos hecho una vez (coincidir), seguro que lo podemos hacer más veces!