domingo, 17 de agosto de 2014

AMOR DEL BUENO

En las últimas semanas ha estado con nosotros E. 

Cuando pienso en él, recuerdo este texto. No porque E. sea un chico (ya mayor de edad) difícil de llevar, disrruptivo, violento. Al contrario, es tremendamente dócil. Demasiado para mi gusto. Pero es verdad, no hace fácil que le podamos querer. Es callado, huraño, seco, pesimista, solitario...

Y todo esto se nota más frente a la luz de sus hermanos, que brillan con una luz enorme.



He tenido la suerte de disfrutarle en la cotidianidad, en un ambiente tranquilo, alejados del ruido de su propio hogar. Todos a su alrededor esperan un milagro de su estancia en nuestra casa. Como si yo fuera mágica y pudiera cambiar su historia (o mejor, su interpretación de la historia) en dos plumazos. Hace falta tanto silencio para aprender a escucharle, tanta paciencia para esperarle, tantas ganas para invitarle a salir....

Sin embargo, siempre he sabido que debajo de esa coraza, de ese muro de contención enorme, hay un alma atormentada pero infinitamente bondadosa...

Hoy hemos estado dando un paseo por este lugar, un sitio hermosísimo...



En medio de este paisaje tan sereno, en medio del silencio que nos acompañó durante buena parte de la caminata, de pronto habla:

"Me quiero hacer un tatuaje pero papá y mamá no me dejan". Obvio. Así son. Y cada uno es lo que es. No hay que estar a favor ni en contra, sólo hay que escuchar...

¿Sí?...¿Y qué quieres tatuarte?... Responde sin dudas: Tres corazones, uno por cada uno de mis hermanos y un nombre "Guasara".

No hice la asociación rápidamente y por eso pregunté ¿Quién es ella? para recordar la respuesta antes de escucharla.

Guasara, era compañera de clase de E. Murió de un cáncer vertiginoso cuando ambos tenían 10 años. Ha pasado de ésto casi una década. Y así de presente está.

Si en lugar de decir "Ni se te ocurra hacerte un tatuaje" 
 ...preguntáramos y escucháramos ... podríamos seguir pensando que no nos gustan los tatuajes pero estaríamos seguramente muchísimo más cerca del corazón del protagonista de esta historia. Una cercanía que pide a gritos, aunque nadie lo ve. Aunque nadie se toma el tiempo para ofrecérsela. Y me siento tan feliz de haberle escuchado. Estas cosas me hacen quererle aún más.

Mientras, H. que nos escuchaba me decía. "Mamá y yo me voy a tatuar en el brazo un corazón con la palabra LOVE"... y entonces yo, apunto de decir en el acto "Ni se te ocurra....", respiré profundo y dije: ¿Si?... ¿estas segura?...y tal debió ser mi cara que cambió de idea y me dijo "O no, mejor unas mariquitas".

Escuchar, no es fácil, no. Pero vale la pena. Y, sobretodo, ayuda a salvar vidas.



2 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho que me refrescaras lo de saber escuchar y no precipitarnos en responder. Lo intento pero todavía me falta mucho por aplicar. Si que es toda una suerte que E haya compartido contigo algo tan intenso e íntimo. Eres alguien importante para él, sino no lo hubiera hecho.
    Un fuerte abrazo
    Roser

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    1. A todos nos falta aprender, incorporarlo como un acto de serenidad, de respeto, de paciencia, de amor. Me ha gustado mucho tenerle cerca. Espero haber sembrado alguna semilla...Un beso a la familia en pleno...

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