viernes, 19 de julio de 2013

VULNERABLES

Antes de comenzar a trabajar en la organización en la que actualmente trabajo, yo pensaba en la gente más en términos de fragilidad que de vulnerabilidad. Pero ahora, después de mucho repensarlo, prefiero la segunda. Vulnerabilidad. Supongo, que porque la primera me habla de una certeza, de la esencia de algo o de alguien, visto desde su debilidad. La segunda me parece más esperanzadora, habla en términos de probabilidad. No habla de una situación estructural sino más bien de la posibilidad de ser dañado. Es posible, sí; pero puede evitarse.

En estos días P. y X. me hacen pensar en ello. Les veo protegerse y pienso en lo que saben de sí mismos como certeza y en lo que temen para sí mismos, como posibilidad.

Cuando efectivamente has sido dañado o temes serlo y te presupones débil, o susceptible de daño, es razonable que te protejas. Pero en un caso padeciéndolo y en otro observandolo, soy consciente también de cuánto dejas de vivir por cuidarte de lo que pudiera pasar. Cuánto se deja de recibir.
 
X. no deja que nada salga de si misma. P. no deja que nada entre. Con ambos, la puerta está cerrada.

Yo soy de las que cree que todas las puertas tienen llaves y en eso ando. Ando, haciendo equilibrios porque si se dan cuenta de que alguien intenta abrir la puerta, y se sienten inseguros, levantarán barricadas al otro lado. Hago equilibrios, pienso, espero. Y que difícil.

Que difícil, porque a X. la veo sufrir y porque a P., simplemente, no le veo. Y quiero hacerlo.

No le veo, o quizás a él sí, pero con trampas. Y no me gusta.

X. nos dice que quiere abrir su puerta pero no sabe cómo hacerlo. No sabe cuál es la llave y la busca desde hace tiempo. Y la busca apenada por no saber donde se encuentra, por no saber cómo enseñarnos lo que hay dentro de su hogar emocional. Ella sabe que con ello se reconciliara con su historia. Con X. tengo la certeza de que sólo se trata de avanzar despacio y de darle pistas ayudando a sus recuerdos. Se trata de trasmitirle la certeza de lo fuerte que es, a pesar de lo vivido. En ello andamos, por suerte bien acompañadas, en equipo, que es como mejor se hacen estas cosas.

Con P. es más difícil porque no es sólo lo que él necesita sino también se trata de lo que necesito yo. Con X hablo de su terapia, con P. hablo de mi vida.

P. está en mi vida, sí, por llamarlo de alguna manera. Esta en ella desde hace años. Y esta con significado. P. tiene un vinculo fuerte con dos situaciones o momentos importantes de mi vida. P. está en mi vida porque yo le otorgo significado en ella. Yo le dejo entrar cuando se acerca. Mis puertas están abiertas. 



Yo no tengo miedo.Y esa es mi suerte y mi calma.

No me da miedo mi debilidad. Primera certeza. No me romperé en pedazos, lo sé. Puede que no sea fácil pero ya he "resucitado" muchas veces y siempre lo hice sintiéndome algo más fuerte.

Pero sobretodo; segunda certeza, porque no creo que el que llega, consciente de mi debilidad, pretenda dañarme. Y entonces pienso que es verdad, la puerta más segura, la que está mejor cerrada, es aquella que puede dejarse abierta.

He probado a entrar por la puerta de atrás, alguien la dejo abierta. Y no me siento bien por ello. Trabajé mi necesidad pero me olvidé de la tuya y tengo sentimientos contradictorios por ello. Por eso escribo para librarme de mis fantasmas.




2 comentarios:

  1. Para mí ser vulnerable indica que alguien, desde fuera, puede hacerte daño; ser frágil indica la posibilidad de desmoronarse. Desde dentro. Por uno mismo.

    http://madredemarte.wordpress.com/

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    1. Buen matiz, Madre. Es verdad. En la valoración de la vulnerabilidad no sólo se ven las debilidades (internas) sino también las amenazas (externas). Si pudieramos equilibrar ambas fuerzas nos sentiríamos sin duda más seguros. Entonces desde afuera ¿podemos minimizar las amenazas percibidas? ¿Y qué hacemos con lo de adentro?... :-(

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