viernes, 26 de junio de 2015

LA MEDIDA DEL TIEMPO

MAS DE DOS MESES...ausente de este blog. De este espacio de encuentro. De este lugar de reflexión. Es el tiempo suficiente para echarlo de menos. He estado muda, avocada a una única tarea, bueno a dos, sin fuerzas para más. Concentrada en la tarea de acompañar a H. en el proceso de salvar este curso escolar sin daños colaterales y, también, para equilibrar balanzas, en uno de sus logros...disfrutar jugando al Baloncesto. 

A veces en la vida lo tienes muy claro, algo se vuelve fundamental, requiere tus esfuerzos y energías, obliga a postergar unas cosas, insistir en otras, replantearte el resto. No ha podido ser de otra manera, pero ahora estoy aquí. Otra vez. Con la mirada centrada en otros rumbos. Pensando en la medida del tiempo.

UN SIGLO...de año escolar. Un año académico para olvidar. La sensación de ficción de estar en una pelicula de la escuela de los años 50, con una docente de las que castigaban físicamente, ponía líneas de frases torpes como castigo y usaba el autoritarismo como argumento de respeto. Y no, no ha sido una mala película de Cine de Barrio, era clase de mi hija. Nueve largos meses. Infinitos meses.

Ver aniquilada la curiosidad, la iniciativa y la motivación para el aprendizaje, no de H. sino de todos sus compañeros. Tener que soportar en el día a día a una mujer que ha sacado mis peores reflexiones sobre el sistema educativo español en su gestión (por tolerarla). Desde una mirada constructiva, que es como me gusta vivir el pasado, nos ha ofrecido la oportunidad de aprender dos cosas: 

Una, que se puede ser mediocre, muy mediocre y parecer normal y eso en educación es peligroso.

Y dos; la más importante, que no importa cuán difícil parezca una batalla, si crees que debes lucharla, tienes que hacerlo aunque la pierdas, ...porque a veces ganas. 

Con un poco de suerte, aún por confirmar, el año que viene no será "como establece el sistema" la tutora de mi hija. Y no lo será porque los padres transformamos las quejas de pasillo, de patio, de las afueras del colegio, en una voz mayoritaria que presentó una queja formal al centro, que tras el intento de mediación, siguió insistiendo ante las autoridades educativas ajenas al centro. Porque los padres seguimos insistiendo en que se nos diera una respuesta a la confrontación de su mediocridad e incluso maldad. Una respuesta por escrito o en entrevista personal. Porque dejamos claro que no íbamos a tolerar ninguna más, porque les recordamos que la mediocridad se mantiene porque todos callamos frente a ella y miramos para otro lado. Porque su "no es para tanto"...obtuvo siempre de nuestra boca un "Si, sí lo es. Y es mucho".

El resto es sólo quejarse. Quejarse de cómo están los jóvenes, como está la sociedad, como va el mundo. Y yo creo que el mundo de mi hija está hoy un poco mejor, porque algunos -muchos- padres y madres como yo, reivindicamos su derecho a tener otra opción mejor.

Pero acabó por ahora. 

Y ella PROMOCIONA sí, y bien. Gracias a ella, gracias a mi. A pesar de ti. 

Bienvenidas sean las vacaciones escolares.


OCHO AÑOS...hará en unos días, ocho años de vida compartida. 

-Mamá...cuando yo tenga dieciocho años.... 
- Pronto. Le contesté. Era claro que le sonaba a que sería en una eternidad. 
- Te faltan ocho años
-  ¿Sí?......Es verdad!!

El mismo tiempo que llevamos juntas. Y entonces fue a mi a quien se le convirtió la vida en un segundo. Hemos vivido tanto desde entonces. Cabe tanta vida en tan poco espacio de tiempo. El tiempo irá diciendo lo siguiente porque yo me voy a concentrar en quererte hoy. Vivirte hoy. Emocionarme hoy.

UN INSTANTE...y sí, hoy un instante, me ha emocionado. Más bien convulsionado. 

Duró unos segundos pero fue aplastante. 

Conocí de D. hace algo más de tres meses. Mujer africana, Analfabeta. De edad indefinida, con otras dos pequeñas mujeres a cargo, ambas nacidas de su vientre. Irregular. Indocumentada. La más vulnerable de las vulnerables. De rostro endurecido que se ha ido cargando de gratitudes innecesarias. De carta de presentación, un papel que me entrega sin saber lo que dice, y en el que yo leo el riesgo de que la separen de su hijas. Me pongo en alerta, seguro que hay alguien a quien proteger...Hace tres meses no sabía si a ella, de las autoridades que pensaban que sus hijas estarían mejor en otro lugar o, a sus hijas; que puede que efectivamente necesitasen estar lejos de ella. 

Tres meses nada más y todo cuanto ha podido ser una catástrofe, ha ido saliendo hacia adelante. Con su constancia y sin apenas apoyo nuestro. La he visto cumplir con compromiso y esfuerzo todo cuanto le hemos pedido. He visto su amor incondicional por sus hijas, su deseo de mejorar, sus esfuerzos. He visto aparecer la sonrisa en su rostro normalmente endurecido por la vida y la angustia de perder. Y después, solo mucho después, de que las certezas se hicieran fuertes, hemos entregado una insignificante ayuda económica (antes hemos dado otros apoyos). 

Hoy al darle el dinero para que pueda pagar la habitación en la que reside, no le bastó regalarme su sonrisa, mas que suficiente para mi. Lo hizo, pero además, se arrodilló para darme las gracias como si yo fuera su Dios. Duró un instante, enseguida tomé su mano y la alcé...pero me tiene aterrada la sensación. 

No la merezco y, sobretodo, no se la merece ella que está haciendo lo más difícil desde un lugar en el que siento la hemos colocado el resto. Nosotros y nuestras leyes. Nosotros y nuestra economía. Nosotros y nuestra moral.

La vida, está llena de instantes maravillosos y de otros, que son tremendamente míseros.


Y así andamos, haciendo equilibrios, digiriendo emociones....a ratos.