domingo, 17 de septiembre de 2017

MI VIDA SIN TI...


Este ha sido un mes para pensar mucho en la muerte. Nosotras que siempre lo hemos hecho

Le hemos dedicado tiempo una vez más a lo que sucede en ese transito entre la vida y la muerte. Y a la vida y a la muerte, como espacios contrapuestos y complementarios. El tiempo que vivimos y aquel en el que ya estamos muertos quizás, para seguir estando, pero siempre de otra manera.

La muerte esta semana de una cooperante española en Afganistan, a manos de un paciente y todo el eco mediatico de esa noticia, quizás para mi mayor por motivos laborales, ha vuelto a generarme inquietud. Es verdad, no es politicamente correcto, pero no nos duelen igual todas las muertes, porque aunque las condenemos todas, no las elaboramos en la memoria emocional de la misma manera. Y hay algo en su muerte que me produce desazón. Y es su imborrable e inmensa sonrisa. Tan llena de vida, tan ilusionante.

Tienen en común las muertes del último mes, que son muertes inesperadas, que nos pillan de sorpresa, que sentimos injustas, inexplicables y que nos dejan un gran dolor, a veces personal y a veces colectivo. 

Muertes que no nos dejaron anticiparlas y prepararnos para ellas porque no alcazábamos a imaginarlas tan cercanas. Muertes que truncan vidas jóvenes en su mayoría, con un largo recorrido por delante, vidas que imaginábamos y que sin embargo ya no serán. Y en ese no ser de su ausencia, nos dejan un dolor profundo a los que sí tenemos que seguir viviendo. 

Decía hace unas semanas que esa certeza de la fragilidad de la vida me había presionado emocionalmente para celebrarla, a ella y su presencia en los que seguían estando pero, ciertamente, en estos últimos dias mi reflexión apunta más bien a cómo seguimos viviendo (estando) en compañía de nuestros muertos. Qué hacer con ese vertigo que da la ausencia -para siempre- de quien se fue de manera inesperada.

Decía Rosa Montero en su libro "La rídicula idea de no volver a verte": " Cuando un niño nace o una persona muere, el presente se parte por la mitad y te deja atisbar por un instante la grieta de lo verdadero: monumental, ardiente e impasible. Nunca se siente uno tan auténtico como bordeando esas fronteras biológicas: tienes una clara conciencia de estar viviendo algo muy grande"...y es verdad. 

Y no es complejo prepararse para vivir, incluso para seguir viviendo tras una muerte, cuando de alguna manera ésta es previsible. Duelen todas, pero las inesperadas duelen más y de hecho esa falta de previsión es uno de los factores que complican el duelo. Ninguno de ellos, los que hoy ya no están, nos avisó, ninguno advirtió que se iría para siempre y, siento, que nos han dejado cargados de orfandad.

Y dado que todos en algún momento nos convertimos en huérfanos de la presencia de alguien, me pregunto cuándo dejamos de percibirnos como tales. Y si el destino, es ese. Es que ya no sea sentir que no estás, que me faltas, sino que sea que estes de otra manera y que no me duela tanto tu ausencia, entonces, por favor dime cómo se hace. 

Cómo hago para que esa sonrisa infinita que tienes en todas las fotografías e imágenes que he visto en estos días, no sea algo que sienta que, como posibilidad; hemos perdido para siempre. Y piense en tus dolientes vivos y en su doloroso sentimiento de pérdida.

Como dice el poeta, a veces siento que "no perdono a la muerte enamorada, no perdono a la vida desatenta..."

 

lunes, 4 de septiembre de 2017

... COSAS QUE NUNCA TE DIJE

...es el título de una película de Isabel Coixet. Recuerdo levemente el argumento, pero el título siempre me resuena. Pienso mucho en las cosas que no decimos ...sobretodo cuando son importantes.

Yo creo que de fallar, fallo por lo contrario. Digo más de lo que a veces debería. No porque sea una de esas personas que se dicen directas y que, desde mi punto de vista, a menudo son inoportunas y groseras, sino porque a veces digo cosas que otras personas no están preparadas para oír o no saben que hacer con ellas, o porque a veces, esto último, también me pasa a mi, que me pregunto ¿Y ahora que hago con esto?...

Jamás me he detenido a pensar qué efecto puede tener en otra persona el decirle un piropo o una palabra bonita en relación a sí misma..., hacerle saber el grato efecto que su presencia tiene en mi. ...hacerle saber que le veo, que le siento, y que su presencia y buen hacer, hacen mi vida mejor, más sencilla, más ilusionante. Me espanta que la vida  pueda dejarme sin la oportunidad de decírselo en la cotidianidad. No quiero decirlo porque es su cumpleaños, navidad, se va a vivir a otro país o simplemente lloro su muerte. Quiero que lo sepa, hoy y en ese instante. "Me gustas y celebro tenerte en mi vida"...y además decirle el por qué, cuáles son mis razones. No es un elogio vano, es que de verdad, le celebro.

Este verano en familia he sido consciente de las personas que celebro tener allí. Siempre lo soy pero a veces más. Esta llegada a casa tan consciente de lo efímera que es a veces la vida con tantas muertes inesperadas me ha hecho pensar mucho más en esto de hacer sentir a la gente cuan importante es para nosotros

Y así he estado muy pendiente de celebrar la vida y a los vivos. En uno de esos encuentros que el verano me regala, tras mucho rato hablando de sí mismo, mi interlocutor me preguntó ¿Y tú como estás?... su pregunta me agobió un poco porque solo pude responderle: Estoy. Y en ese momento me pareció una respuesta simple, incluso inquietante y angustiosa, insuficiente, al lado de su relato cargado de novedades. ...Pensé... "No tengo nada que contarte" terrible.... Y he estado pensando en esa conversación y esa situación, en contraste con las otras dos conversaciones, que no tuve. 

Una, por cierta cobarde prudencia que me alegro de esgrimir, todo se andará. Porque sí, a veces hay conversaciones que por comprometidas es mejor que falten. Seguro que el tiempo les resta el peso del compromiso y le sumamos picardía y risa. Está ahí pendiente, aún así espero haberte hecho sentir que eres importante.

Y la otra, que me sigue haciendo pensar. A veces no hablamos, lo que no quiere decir que no comuniquemos. No hemos hablado, cierto. Apenas hemos coincidido para hacernos promesas ...encuentros que duran un instante: y te miro y te siento... y hay algo que es diferente y se me va la cabeza en explicaciones posibles. Con lo fácil que es hablar... La primera vez que me te hablé, te lo dije: como no aproveche esta ocasión... Las cosas que nunca te dije, a veces se parecen a las cosas que no se como decirte (en este caso para tranquilizarte)...Por eso escribo, porque necesito decirtelo. Sea lo que sea, estamos aquí.

Comunicar, que importante...

Mientras fue niña mi único objetivo con H. fue hacerla sentir amada. Con la adolescencia mi único objetivo es que además de amadas (sigamos o no en ello) mantengamos la capacidad de comunicarnos...H. es muy orgullosa y yo una persona más bien silenciosa y solitaria. Hago un ejercicio consciente cada día para que, parafraseando el libro, pueda seguir hablándole de manera que me escuche y pueda seguir escuchándola para que ella me hable...

Ayer, tras un día especialmente poco comunicativo y algo tenso en confianzas, H. volvía a casa tras pasar casi tres horas con tres compañeras del cole. En ese estar conscientemente atenta le pregunté por lo que habían hecho..., lo que habían hablado.... Y tras un ratito aparecen las cosas que quiero que me diga: "Mamá porque I. dice que ella sí quiere fumar. ¿Es tonta o qué?"... Sabes qué....Ni L. ni I...quieren a sus madres ¿Por qué?....Mamá, no me sé el nombre de ninguna cerveza y ellas sí. ¿Es normal?.... Cuantas cosas para conversar y terminar el día arropadas en nuestros miedos, dudas y certezas.

Poder saber de qué habla mi hija con sus amigas cuando no es por el móvil -que puedo más o menos seguir-...Saber que sigo siendo un referente para ella, que sigue contrastando su visión del mundo conmigo, que me de la posibilidad de darle mi opinión, solo mi opinión, al respecto de esa conversación...me parece tremendamente importante...y cuanto más se mantenga mejor, porque los días que sus respuestas a mis preguntas son monosílabos, realmente me inquieta que algo esté pasando...y que haya cosas que nunca me diga.

Y no, no me olvido de que aquellas que nunca dije a mi padres. Que además de serenidad y paciencia, hay que tener memoria.




domingo, 26 de marzo de 2017

REGALOS...

El viernes pasado, H.,  como viene siendo habitual, fue a un cumpleaños. Indicador de pertenencia al que todo padre debería estar atento...

Cómo me parece recomendable en todo adulto referente de un hijo preadolescente, un rato después de llegar le pedí me enseñara las fotos del evento. Yo sabía con quien iba y a qué lugar pero me interesa, además, la letra pequeña que tanta información aporta... Vi fotos que en nada se distancian de los clásicos y vi un vídeo que se habían grabado mientras entregaban los regalos a la cumpleañera.N. a quien hemos conocido este año, invitó a su cumple, a mi hija y cuatro compañeras más... 

H. ha pasado al Instituto este año y eso ha supuesto un cambio de centro, por suerte nada traumático. En el Instituto, va a un grupo que sigue una metodología especial (es un Aula TIC donde las asignaturas se imparten a través de nuevas tecnologías). Ese hecho hace, que a veces no sea especialmente valorado al elegir la continuidad de los estudio. Se le presupone un nivel más exigente (nada más alejado de la realidad) y muchos padres piensan que ya tienen suficiente con pasar a la ESO como para añadir más dificultad.

Gracias a una campaña previa a favor, esa fama hizo que al elegirla se mantuviera el mismo grupo de niños que venía del cole, casi en su totalidad. Es un grupo muy cohesionado y, sobretodo, un grupo de padres muy conocido. Así, el tránsito al Instituto ha sido sencillo y sin traumas. A mi me preocupaban un poquito más los niños que se incorporaban...Desde el primer día estoy atenta a ellos y he ido viendo como se incorporan nombres a los relatos cotidianos de H. que es como el telediario a la hora de informar de la realidad

En relación a N. que es la que nos ocupa, H. siempre me ha hablado bien de ella aunque es cierto que la relación parece requerir ciertas dosis de paciencia. N. es una chica muy insegura académicamente hablando, que necesita ser reforzada constantemente, que siempre teme no estar a la altura a pesar de lo mucho que se esfuerza. N. tiene buenas notas en todas las asignaturas pero con las Mates necesita apoyo escolar extra, al que también acude mi hija.

N. tiene también desde el punto de vista de H. unos padres muy exigentes, al menos eso me cuenta afirmando que no valoran sus esfuerzos sino los resultados que la niña obtiene. H., que se sorprende ante los grandes esfuerzos que hace su compañera para lograr satisfacer las expectativas de sus padres, se pasa todo el día reivindicando que no debe ser así. A pesar de ello, también es cierto que H., se queja de tener que esgrimir una paciencia enorme (que no tiene) por responder a las demandas de su amiga buscando comprobación a si está haciendo las cosas bien...Cuando H. me habla de N. yo siempre me acuerdo de Dory, el entrañable personaje de "Buscando de Nemo"...porque según mi hija N. habla con angustia, se mueve constantemente, necesita comprobarlo todo, tiene una risa nerviosa...

El cumpleaños nos pilló sin mucho margen para pensarlo...Mamá, mañana a las 16.30 celebramos el cumpleaños de N. en tal sitio. Y, partir de ahí, he sido espectadora de todo lo demás.

H. me contó que le había hecho una caja sorpresa de regalo donde ella tenía que meter la mano por un agujero y podía sacar pequeños presentes y papelitos con mensajes. Se esmeró mucho en la decoración (pensó más en eso el día anterior que en su examen de Mates...) pero bueno, lo importante, porque sí, es lo importante, es el vídeo que se grabaron.


En él se ve a la cumpleañera rodeada por sus cinco amigas, siendo regalada y sonriendo mucho, con la algarabía algo exagerada pero propia de estos tiempos. En él, ella sonreía con los pequeños regalos y leía los papelitos que sacaba de la caja: "N. te queremos", "N. no cambies, eres especial". "Gracias por hacernos sonreír con tu risa contagiosa"...y con cada frase una piña de abrazo entre todas.

Es un acto simple, unas frases sencillas, edulcoradas por esta fase de exaltación de la amistad adolescente, pero realmente me ha emocionado verlas. Allí, haciendo esto espontáneamente por una niña nueva, una niña con tantas inseguridades. H. llegó muy feliz y creo que N. esa noche se fue a su cama con la sensación de que era una persona especial e importante y que sus amigas la querían mucho.

Y yo pensé: realmente en la vida no necesitas nada más que sentir que te quieren y a veces eso solo depende de que alguien se atreva a decirlo. Y ya si además te dan un abrazo y lo correspondes, pues es la gloria. Tan simple. A menudo, tan escaso.

Además hay que decir que H. volvió diciendo "Y sus padres también son majos..." ...porque entre otras cosas, pienso yo,  a los padres nos da paz saber que a nuestros hijos les quieren, aunque no siempre aprueben Matemáticas. Digo yo, porque lo contrario, aprobar y no ser querido, seguro que no te ayuda a ser feliz.

Feliz Cumpleaños N....gracias por regalarnos la oportunidad de vernos reflejados en ti.





miércoles, 15 de febrero de 2017

AFRO Y SAN VALENTÍN

Tengo en casa una preadolescente de pelo Afro.

...y no es solo que lo tenga afro, sino que tiene pelo para dos cabezas.

...a lo largo de estos años (doce) hemos trabajado un día sí y otro también porque se quiera a si misma, en todas sus circunstancias, con sus bondades y desdichas, siempre subjetivas, en cuanto a los determinantes de su dotación genética. Y ese es un trabajo que se construye a base de presencias, de discursos, de miradas y de convicciones.

Su melena afro desde mi punto de vista es espectacular pero coincido con ella en que, para estudiar, más vale que la lleve recogida, por su bienestar académico y, sobretodo, por el de la persona que se sienta detrás de ella. Así, a lo largo de toda primaria; al cole, su cabello ha ido recogido con trenzas (made in home) que sus esfuerzos físicos y emocionales nos han costado, o; con coleta, una solución rápida, sencilla y en un momento dado autogestionable (lo que se agradece en el día a día).

En el último año, con ese despertar a veces radical y a veces sutil de la preadolescencia, H. ya no quiere llevar trenzas (una opción válida), y como con todo, prefiere acabar rápido, para dedicarse el resto del tiempo que parecía sobrarnos, a mirarse en el espejo.

Yo, que desde siempre trabajo para que su autoestima le permita vivir plenamente, sintiéndose maravillosa en todas sus circunstancias, celebro de puertas adentro y con ella, todos sus procesos de reconciliación y enamoramiento, con aquello que es como es y no puede cambiarse.

Ayer, en su instituto, celebraban San Valentín. Con esa excusa, los chicos de los últimos cursos de la ESO organizaron una actividad para recaudar fondos para su viaje de fin de curso. La actividad consistía en encargar semanas atrás, flores (claveles) o chucherías (piruletas o gominolas de corazón) para regalárselos por sorpresa a sus amigos el día de San Valentín . En torno al hecho, se fue creando un clima de expectación y emoción muy gracioso, porque es que H. se emociona con la vida.

Lo interesante del evento para mi ha sido verla vestirse por la mañana y descubrir que había decidido llevar su melena al viento, léase suelto, en todo su esplendor. Entonces he caído en cuenta que a lo largo del año, en aquellas ocasiones en las que quería verse especialmente guapa y llamativa, su opción ha sido llevar ese pelo del que de niña ha renegado "lo suficiente", ese pelo "que sólo le gusta así a los mayores", sí, ese mismo, llevarlo libre y en toda su magnitud. Transformar ese "es que todos me miran" en tono de vergüenza de hace unos años, en "es que me gusta que me miren y tengo con qué"...

Y volvió a casa sí, rodeada de claveles, con las gominolas en el estómago y con "un todo el mundo me dijo que bonito!"; sí, los mayores pero también los menores como ella, que la quieren mucho y que se abren a otros conceptos de lo que es hermoso más allá de lo habitual

H. siempre ha sido poderosa en su ser; pero hay cosas que ha tenido y tiene que conquistar en su empoderamiento personal: su condición de adoptada, el color de su piel, su cabello...y en ello estamos y no nos va mal.




sábado, 28 de enero de 2017

CRECIENDO

...es difícil oír el crecimiento de las cosas.

...por eso estamos calladas, para escuchar mejor y acompañar ese susurro imperceptible con lo que vemos.

Me falta tiempo para llegar como quisiera a todo...y a veces, todo, va demasiado rápido. Pero estoy aquí, lo mejor que puedo, viéndola crecer, a pasos agigantados. Y ese vivir en medio de sus referentes me hace pensar en lo relativas que son muchas cosas, y en lo valiosa que es la diversidad de experiencias.

Mi vida con H. la comparto con otros dos grandes referentes. Por un lado, está su Instituto y antes el cole, donde pasa 40 horas a la semana (esta semana las mismas que yo en mi trabajo, cada una a lo suyo). Por otro, está el equipo de Baloncesto en el que juega desde hace cinco años. Con él pasa entre juegos, partidos y convivencia (...entre 8 y ....muchas horas a la semana). El resto se nos va como a todos, en la gestión doméstica y lo puntual que, por suerte, es diferente cada semana. Así que, además de conmigo, con esos otros, también se educa y crece como ser humano.

Y pienso en ello porque ambos mundos, formados de forma aparentemente igual, por niñas, pre-adolescentes y adolescentes de 12 años, no puede ser más dispar....

M. la madre de una de las chicas del Instituto se mostraba asombrada cuando el otro día le comentaba que ellas podían ir al cine solas, no entrar solas que ya lo hacen hace tiempo, sino ir desde nuestra casa al cine, ver la película y volver, todo esto sin nuestra compañía...El cine está a 15-20 minutos de nuestra casa andando, en un entorno que ellas conocen bien pues está el cole donde han estudiado y unas calles por las que muchas veces han ido y han vuelto en nuestra compañía. Ella se reía y me decía ¿Estas segura?

Me llamaban la atención sus dudas frente a la otra realidad, la del baloncesto, donde las chicas, en grupo, llevan haciendo salidas solas desde hace varios meses, por períodos mucho más largos de tiempo, y hacia zonas mucho más distantes de la ciudad (en relación a nuestra casa) ...ciertamente con la mirada entre inquieta y tolerante de los padres, pero...con la consecuencia, desde mi punto de vista, de que son mucho más autónomas y, sobretodo, y según como cada quien lo trabaje, mucho más reflexivas y responsables (o no) con su quehacer. Ganar en libertad (léase desde mi punto de vista) es obligatoriamente, obligar a ganar en responsabilidad. Y en ello trabajo.

M. me decía que por qué estas niñas no se quedaban en su barrio, que no había necesidad de ir tan lejos, siendo aún tan niñas. Y la explicación más evidente, es que no tienen un barrio común (porque el equipo es un club independiente y no asociado a ningún centro educativo) y cada una vive en un sitio distinto. Ciertamente, veo muchas ventajas en que hagan esto (y también algunos riesgos) por eso intento acompañar (en el caso de mi hija) un poco más de cerca. Contrastando caminos, compañías ajenas al club (que ya aparecen en esas salidas los del equipo de baloncesto masculino independiente de la ciudad) y conversando mucho y más que nunca. También y a veces lo olvidamos, y es importante, recordando como eramos nosotros entonces....

Tras esas salidas, con H. hacemos un recorrido nominal de las zonas transitadas, hablamos de lo hecho, de lo visto, de los encuentros con otros conocidos, y siempre los hay!!! porque las calles recorridas son las del Centro de la Ciudad,  de las anécdotas del día o de la tarde-noche, de las picardías del emparejamiento con los del equipo masculino...que les llegan a todas del hombro para abajo!!, de su opinión y la mía, del hacer o dejar de hacer...Y sigo de cerca también a esos padres y madres que no son, en su mayoría, de mi barrio, ni de mi escuela, ni de mi entorno vital,...y aprendo con ellos porque me dan pistas también de los espacios relacionales por los que se mueve mi hija.

En algo más de seis meses han sido muchos los cambios, pasamos al instituto de forma fluida y liberándonos de los razonables miedos o dudas iniciales, hemos entrado de lleno al mundo de las nuevas tecnologías y de algunas redes sociales, pasamos a jugar en la Liga Autonómica por lo que los partidos son cada quince días fuera de la ciudad y a veces muy lejos con jornadas de convivencia de todo el día, su entrenadora habla directamente con ellas para organizar detalles de la logística de los partidos y (a veces, solo a veces) con los padres. H y yo, cada vez más, salimos a lugares diferentes (donde su tiempo social y el mio son distintos)...a lo largo del día hablamos (esa fue la principal razón para darle el móvil), nos mandamos alguna foto y sobretodo en la noche las vemos todas...Digamos que el "acompañamiento" ha pasado en gran medida de ser físico a ser -aún más que antes- emocional. Y es ahora cuando más veo la fortaleza del vinculo que nos une.

A mi hija le están creciendo las alas (cuanto lo celebro por ella y por mí)....pero cuido siempre, y cada día más, las raíces que la mantienen sujeta a la tierra. Una tierra que yo me encargo de cuidar, a diario no, a instantes. Que la vida es un suspiro, el tiempo pasa rápido y las posibilidades de perder el rumbo, son infinitas...