miércoles, 29 de mayo de 2013

CALENDARIO

...en julio de 1989 terminé mi carrera y con ella abandoné el calendario escolar. Por aquel entonces yo vivía en un país sin estaciones. Lo que hacíamos o no, lo decidíamos las personas, no la climatología. Julio o Diciembre daba igual, siempre era posible escaparse al mar. El Mar es la imagen primaria de lo que son para mi las vacaciones.


...en 1992 decidí ser estudiante otra vez . Serlo desde la posición del que está de vuelta, del que ya es mayor, del que ya decide porque cumplió parte del camino,  te permite ciertas licencias que por ese entonces sólo condicionaba, y cuánto!, el que yo hubiera decidido mudarme a un país con estaciones. Ya Julio y Diciembre no eran iguales. Durante un tiempo y gracias a los medios, las personas y los sueños, me escapaba al Sur huyendo de este invierno del Norte que no era nada sutil. Así, mis otoños en inviernos tuvieron mucho de suaves primaveras .

...desde que tengo hija he vuelto al calendario escolar. Y que poco me gusta ese corsé. Sí, he vuelto a ser estudiante, aunque no voy a clases.Y lo que más extraño es irme de vacaciones cuando quiero, en lugar de hacerlo cuando puedo, restringiendome a algunos meses del año. Meses en los que habitualmente toman vacaciones buena parte de los muchos habitantes de este país. Así que, somos muchos, los mismos meses, en los mismos sitios. Y a mi me atormentan los grandes grupos.




La incierta llegada de este verano, cuando hace días que nuestras horas de luz han crecido, cuando estoy a las puertas de mis tardes libres, aunque aún falten meses para mis vacaciones, me han hecho pensar en ésto nuevamente. Y como con todas esas cosas que me suponen un esfuerzo (trivial, frente a otros grandes retos) pienso que es un esfuerzo temporal porque ella también, tarde o temprano, dejará el calendario escolar.

Y sueño con que podamos irnos de vacaciones a destiempo  a tu tierra y a la mía. Tierras donde son la lluvia y el sol los que marcan las diferencias. Donde son los metros de altitud sobre el nivel del mar, los que determinan el frio que sentimos. Metros que son muchos, en mi caso, si pensamos en este lugar pero que definitivamente son inmensos si pensamos en el tuyo.



Y es que tu y yo tenemos tanto en común. Y lo que nos queda... No sabes cuanto anhelo que ese sueño nos reencuentre con lo que somos, y nos alivie de lo que debemos ser, y a veces pesa. Aunque soy consciente, lo contrario, también.

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