Desde que soy madre, el significado de la palabra deberes ha cambiado la priorización de sus acepciones. Desde que soy madre ya no pienso en la primera, vamos, la de toda la vida, sino que pienso en la tercera.
Desde que mi hija va a la escuela escucho a muchas madres quejarse de "los deberes" de sus hijos, a veces, porque empiezan demasiado pronto, a veces por que no empiezan, a veces porque son muchos y otras porque son pocos. Hay para todos los gustos.
Desde que soy madre y hablo mucho de todo lo que la maternidad (y la paternidad claro!) trae a tu vida, he leido y compartido más sobre educación, de lo que lo hice antes, o al menos desde otra cara. No desde esas múltiples teorías que estudiábamos años ha en Psicología Escolar sino de lo que realmente aprendemos y cómo lo aprendemos.
Cuando H., mi hija, terminó el segundo curso de educación primaria experimentó dos procesos emocionales negativos que tiñeron buena parte de los primeros días de vacaciones. Sí, incluso de las maravillosas y anheladas vacaciones!.
Uno de ellos fue el duelo. Dejaba atrás, sin el compartir de todos los días, a sus compañeros de clase -a los que adora- y; además, dos niñas de su clase se iban del cole y ya sabía que no las vería el siguiente curso.
El otro, el miedo a pasar a tercero. Miedo entendido como en el diccionario: estado de alerta que nos protege, o de angustia que nos sobrecoge, ante la presencia de algo que estimamos nos dañará. Ese señor desagradable ha estado acompañando a mi niña todo el verano y cada vez que se acordaba de ello me decía. "Mamá, yo no quiero pasar a 3º...ponen muchos deberes y no voy a poder".
Dicen que el miedo surge por la presencia de un peligro, sea real o imaginario. En ese sentido, yo entendía que su miedo se basaba, en su desbordada imaginación. Ésta era alimentada por toda clase de leyendas escolares construidas por los del 4º curso. Ellos promocionaban así su honor y valentía por haberlos superado.
Pero, me equivoqué.
Llevamos algo menos de dos meses de clases y no puedo menos que reconocer que lo miedos de mi hija eran plenamente fundados. El peligro es real.
Hoy es viernes. Mi mayor placer de esta tarde lluviosa es ver a mi hija jugar, descansar, estar relajada. Es la primera vez que puede hacerlo esta semana. Pero esta es una sensación que arrastro desde hace varias.
Los deberes de mi hija se han comido su tiempo libre; bueno que digo "su tiempo", se han comido nuestro tiempo libre.
Trabajamos cada una a su manera, cubrimos necesidades básicas-básicas (comemos, dormimos, nos aseamos,...) y de resto, hacemos deberes. Eso salpicado dos veces a la semana por las dos horas que juega al baloncesto y la vida le dan!!!. Alguna que otra hora más que bien la valían los amigos que nos visitaron y aquellos con los que nos encontramos. Gracias chicas!. pero...nada más!!!!
Hace semanas que arrastro la sensación de que es imposible acabar un día jugando, leyendo un libro, viendo una peli, montando un campamento de indios o jugando a las muñecas...existen unos monstruos en forma de fichas de Lengua, Mates, Cono, Inglés que nos roban la vida a las dos...y nos vamos a la cama pensando en ellos y nos levantamos pensando en ellos (porque no los terminamos)...
Y digo yo, además de deberes, ¿no habrá derechos?...
...el derecho a aprender de forma menos traumática.
...el derecho a descansar y a perder el tiempo.
...algo tan simple (y tan mágico) como el derecho a jugar. Y tan sanador.
...el derecho a disfrutar de la escuela y de un proceso educativo que le haga sentir el placer de descubrir y aprender.
...el derecho a compartir un tiempo en el que yo sea madre y no maestra de contenidos formales.
...el derecho a estar con sus amigos haciendo el tonto (o el listo)
...el derecho a disfrutar del entorno: de los parques, las plazas, las piscinas, las canchas de juego, las bicis, los patines, los árboles, los juguetes.
...el derecho de tener tiempo para distraerse, para soñar, para imaginar, para crear.
...el derecho a no conocer el estrés, la tensión, el miedo, el agobio... con tan sólo ocho años.
Creo firmemente en el esfuerzo, en el aprendizaje y en el logro pero además creo en la vida, y estas semanas tengo la terrible sensación de que a mi hija y a mí se nos va la vida haciendo deberes. Y no quiero.
Este blog es un regalo. Yo quería tenerlo y alguien que me quiere me lo regaló. Yo quería que mi casa tuviera ventanas y puertas y él me regaló una casa entera. El lo llenó de sol y yo de otoño. Todo tiene su momento. Este es el mío. No tiene un tema, solo tiene un fin aunque todavía no sé cuál es. Está aquí, es mi regalo. Cuidaré de él.
Y haces bien en no querer...! Buscando otras cosas, me encontré con palabras parecidas a las tuyas:
ResponderEliminarhttp://educacionlenta.blogspot.com.es/
http://www.mundopacifico.org/2010/08/la-educacion-lenta.html
http://www.baalya.es/2011/02/10/la-educacion-lenta/
Ana C.
Gracias Ana,
ResponderEliminarLes echaré un vistazo porque realmente así no queremos seguir!. Ni ella ni yo...
Yo compartía los miedos con tu hija, ante el paso a 3º de primaria de B. En mi caso, no se han cumplido, por ahora: los deberes que llegan son razonables. Al menos por ahora.
ResponderEliminarPero si no lo fueran, o no lo son en el futuro, intentaré no quedarme cruzada de brazos. No voy a decir que me parezca bien cierta dosis de deberes (yo me eduqué en un colegio sin deberes... y creo que he salido bastante bien), pero estoy dispuesta a asumirla... pero no estoy dispuesta a asumir que mis hijos no tengan vida.
Quiero que paseen, hablen, lean, jueguen (y jueguen... y jueguen), dibujen, cocinen, visiten a los vecinos, corran, ... sí, hasta que miren la tele. Creo que de todas estas y otras muchas cosas se puede aprender mucho, más incluso que de los deberes repetitivos que al final, poco aportan...
http://madredemarte.wordpress.com/2012/03/27/infancia-secuestrada/
Coincidimos. Lo había leido tantas veces, esa "Infancia secuestrada" de la que hablas, el nivel de exigencia que les imponemos, ese "date prisa" con todo sin saber a donde nos lleva. Una cosa es el esfuerzo, la superación, el logro y otra cosa es dejar de vivir en nombre de ello. Hoy por primera vez en seis años me lo ha vuelto a decir,...mamá no quiero ir al cole, son demasiados deberes. Ella, que quería cole los fines de semana para estar con sus amigos de lo bien que se lo pasaba...Hablaré con la maestra para ver si en lo particular tiene alguna razón de ser, un argumento en defensa de esta locura a la que les está sometiendo!...y sobretodo si le ponemos solución antes de que el daño y la estima y a la motivación no sea tan alto.
ResponderEliminarTengo un par de amigas que, hartas de luchar contra molinos, han decidido hacer a sus hijos parte de los deberes; precisamente para que puedan tener vida. Yo no sé si haría esto, pero sí hablaría y batallaría con el colegio. De hecho el curso pasado un par de lunes, B. llegó al colegio con una nota mía que decía que el volumen de deberes para aquel fin de semana me parecía inasumible (y que por tanto, no los había terminado).
ResponderEliminarLo peor es que muchos padres, en vez de quejarse de la cantidad (y calidad) de los deberes, de batallar para que se hagan pocos y escogidos, aceptan que sus hijos entreguen resúmenes de libros copiados de Internet y trabajos hecho en plan recorta-pega. ¿Qué sentido tiene, qué se aprende, de entregar un resumen copiado de Internet?
Yo estoy tentada ;-)...pero como tu creo que es mas real, honesto y justo no hacerlos, argumentar el motivo y negociar la solución porque si no al final nos subimos al carro de un sistema que falla de base (...y me gusta la maestra nueva! pero creo que no mide el impacto de los deberes en las tardes de los niños).
ResponderEliminarCreo que hacerlos a toda costa o hacerlos así de mal pervierte el sistema. Dejan de estar motivados hacia el aprendizaje, aprenden que lo importante es la cantidad y no la calidad y aprenden que lo mediocre vale, y eso me parece de un riesgo infinito. Mis metas son dos: que la maestra disminuya el ritmo (para eso necesito a más padres en la misma línea) y que H. siga teniendo ganas de aprender, curiosear, descubrir, practicar, viendole sentido y utilidad a lo que hacen...
Nosotros este curso nos hemos encontrado con que en la otra clase de 3º (hay 2 líneas) la cantidad de deberes que se daban era insostenible (era especialmente notorio en el caso de dos hermanas gemelas que van una a cada clase). Como yo llevo al colegio a una niña de la otra clase, dos días que llevaba la mochila tan llena que no podía cargarla (vivimos lejos y ellos pesan apenas 20 y pocos quilos), fui a quejarme a la directora (es quien vigila la puerta de los "mayores"; la conserge se ocupa de la de los pequeños). El primer día tomó nota; el segundo, dijo que hablaría con la maestra, que no podía ser que los niños fueran tan cargados, y también, que hay unas normas respecto a los deberes y que no pueden superar ciertas cantidades.
ResponderEliminarNingún otro día han vuelto a salir tan cargados de trabajo.
Yo creo que es importante exponer nuestros argumentos, porque a veces es tan sencillo solucionarlo como esto que acabo de explicar.
Yo hablaría en primer lugar con la maestra, con otros padres si los hay, o sola; si no hay resultado, con la dirección, y si la cosa es realmente grave, incluso quizás con inspección.
Por otra parte, yo me doy cuenta de que pocas cosas han ayudado más a mis hijos en cuánto a las primeras matemáticas como los cromos: entender la seriación de los números, buscar donde va cada cromo... y pegarlos no deja de ser un ejercicio de motricidad fina (e intercambiarlos hace trabajar la memoria). Es una pena que parezca que haya quien piense que sólo a través de los deberes se puede aprender, cuando casi todo lo demás puede ser vehículo de aprendizaje.
Ya te contaré qué tal me va en el intento...mi objetivo es claro, lograr que mi hija disfrute de la vida y del proceso de aprendizaje que como bien dices no se circunscribe a las aulas (más bien al contrario!)
EliminarYo con mi hija mayor no dedico más de 1 hora al día a los deberes...y ya me aprece suficiente, teniendo en cuanta que tiene 8 añitos y va al famoso y temido 3º.......
ResponderEliminarHasta ahorta nos hemso encontrado siempre con profes "antideberes"....que sólo mandan para casa lo que no has terminado en clase, pero vamos en el caso de mi niña, todos los días nos toca algo: cono, mate, lengua....pero en menos de 1 hora está liquidado.....
otra cosa es estudiar para los examenes....
Debe ser horrible pasarse la tarde, una tras otra, pendiente de los deberes...por dios...SI SON NIÑOS!
¿por qué no habals con otros padres? quizás todos pensais lo mismo....y la profe no se ha dado cuenta que sus alumnos SON NIÑOS!.
SUERTE!
La verdad es que ciertamente he estado dedicando mucho más tiempo estos días a ayudarla y ayudarnos a que hacer los deberes no fuera una tortura (que lo es) y lo he compartido de manera informal con otras madres para contrastar su opinión, el cómo lo llevan sus hijos...Y me parece que el clamor es general porque como dice la madre de marte los de 3º de la otra clase, hacen la mitad!. Ya hoy le he dicho que tras el puente queria hablar con ella. Por otra parte hoy H. ha hecho los deberes sóla, rápido, motivada y con creatividad! ...así que como dicen mis amigos, algo estaremos haciendo bien :-)
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