Ayer, como perfecta propuesta para una tarde fría de otoño, fuimos a merendar a casa de una amiga. Ella vive sola, y habíamos quedado también con otra pareja de amigos, que recién espera a su primer hijo.
Por avatares de la vida, la mayor parte de mi círculo social cercano, no tiene hijos y, a mi niña, los primos le quedan también bastante lejos. Por suerte, entre el cole, el patio de mi casa -que es particular-, el baloncesto y los scouts que pronto iniciará, creo que la dosis de pares la tiene cubierta. En este puente, que ha sido largo, H. ha estado más de la mitad del tiempo de ocio rodeada de niños y disfrutando. Y yo con ella, en la distancia, pero celebrando su felicidad.
En la merienda de ayer, yo esperaba encontrarme con mis amigos y charlar con ellos tras muchas semanas sin compartir. Semanas cargadas además de algunas novedades que necesitaban comentarse. Como temí que se aburriera acordamos que llevaría algo para jugar ella, "consigo misma", que a veces toca.
En los últimos tiempos la verdad es que está espléndida, la veo crecer y madurar y siento que se me hace mayor, con cierta nostalgia y con mucho orgullo. Pienso en el camino de valientes que ambas hemos transitado para llegar aquí . Pienso en el camino de héroes que nos queda por recorrer en los años venideros. Cierto es, que puestas en nuestras manos, las dificultades que vienen, nos pertenecen a ambas. Las pasadas eran producto de una suerte de azares (malos y buenos) y de injusticias varias, todas ellas malas. Y a pesar de ello, hemos sobrevivido.
Últimamente me rio y emociono mucho con sus historias. Logra algo que todo ser que ama cree imposible; amar, aún más, al día siguiente.
Llegamos y comenzamos juntos a merendar y charlar y como siempre la cuentacuentos (léase ella) comenzó a cautivarnos con sus aventuras, logros y reflexiones. La verdad es que es una fiesta estar con ella. El mundo de los niños hace más ligero nuestro propio mundo. Hasta yo, que ya me sé la mitad de las historias, batallitas y aventuras, me he reído y emocionado con todo. Cuatro a su alrededor bajo el hechizo de su mirada, de su sonrisa y de su inocencia. Pensaba ayer mirándola, que tiene un don, el de regalar felicidad...
Pasado un rato largo, los adultos comenzamos a necesitar narrarnos y es allí donde empiezan las dificultades. Esas que yo no se manejar en solitario.
Ante cada pregunta o comentario no dirigido a ella, una interrupción brusca, fuera de lugar. Ante dos o tres minutos de charla que no la incluyera, una demanda de atención directa; por las buenas (haciendo un comentario a cuento gracioso) por las malas (me pongo la tartera en la cabeza porque parece un gorro). Comienza la tensión (la mia y la de ella)...
Cuanta dificultad para no ser el centro de atención, para aceptar que ahora le toca el turno a los otros, para entender que ahora toca escuchar, o salir a jugar solita, o ponerse a pintar o a explorar. No, ella no puede. Si algo ha de pasar, comienza y termina en ella. Y entonces, su magia, se me desdibuja. Y la fiesta se estropea.
D., que con los años me ha enseñado que es un sabio en asuntos de niños, la animó para ir a buscar a la perra e ir a pasear un rato los dos solos. Entonces, sólo entonces, nosotras pudimos conversar serenamente, de viajes, de planes, de personas, de sueños...A nosotras nos dió tregua y ella volvió feliz. Bravo por todos!. Pero cuando D. no está, cuando nadie puede hacerla el centro de su mundo, H., el eje de mi mundo, sufre. Y yo con ella, por ella. Siento, que, queriendo o no, me sabotea la escasa vida que tengo. O es conmigo, o no es, así de simple.
Y ahora, cuando todas son compañías afectuosas, compañías que como yo aman su presencia en nuestra vida, entonces el mal es menor pero después...
Yo, que veo el mal mayor, lo que observo es su dificultad para entender que la riqueza del estar con otros, es el compartir a dos o más bandas, pero recibiendo y dando....Que el valor de sus historias y aventuras, sólo existe en la medida en que otros también tienen aventuras y pueden narrarlas. Que se aprende mucho viviendo pero tanto como viendo vivir...Que hay que mirar con todo, oir con todo ...pero no sólo nuestras propias historias.
Mis amigos apenas se dan cuenta de eso porque anhelan su presencia y conmigo comparten en algunos otros espacios pero yo, que observo esa dificultad, estoy preocupada. Me encantaría, pero no se explicarlo bien, que el público, nuestro público, me ayudara a enseñarle que los otros son tan importantes como ella. Cuando sólo estamos ella y yo, es más fácil pero no sé, definitivamente no sé, cómo enseñarlo a partir del trío.
Mis amigos lo saben, los trios no me convencen, siempre lo he dicho. El riesgo de exclusión es muy alto....y no queremos más billetes en esa lotería.
Este blog es un regalo. Yo quería tenerlo y alguien que me quiere me lo regaló. Yo quería que mi casa tuviera ventanas y puertas y él me regaló una casa entera. El lo llenó de sol y yo de otoño. Todo tiene su momento. Este es el mío. No tiene un tema, solo tiene un fin aunque todavía no sé cuál es. Está aquí, es mi regalo. Cuidaré de él.
Mi hijo mayor, B., necesita ser siempre el centro de atención. Lo necesita de una forma enfermiza. Y lo necesita especialmente cuando hay una situación de emergencia en la que hace falta que esté tranquilo y colabore. Entonces es cuando peor se porta, cuánto más boicotea, cuánto más exige que dejes lo que sea que estés haciendo (aunque sea llamar una ambulancia) para atenderle.
ResponderEliminarHace algún tiempo, una buena amiga que nos conoce bien, me dijo: "Cómo necesita B. llamar la atención... es tremendo. Sin duda, en algún momento, su supervivencia dependió de su capacidad de llamar la atención". Esto me hizo pensar mucho. Probablemente es así. Probablemente, mi hijo está vivo precisamente por su capacidad de convertirse en el centro de atención. Y esta estrategia que le permitió sobrevivir en la adversidad, ahora se le gira en contra. Pero no es capaz de desecharla.
¿Has pensado si con H. puede suceder algo parecido? A mí pensar esto me ayudó a enfocar las cosas de otra manera, más útil, menos caótica...
Desde luego es una manera más útil de definir una situación. Es verdad, ahora que lo mencionas recuerdo haber escuchado el comentario en el que también me quedé pensando...definirlo así, no sólo me ayuda a comprenderla, sino a vincularme con menos desasosiego a la situación. Tendremos que explorar las herramientas que nos ayuden a re-definir la utilidad del comportamiento porque aparte del daño que me puede hacer ahora pienso en el daño futuro cuando su público sea menos receptivo a su hechizo y más juez de sus acciones. Buscaremos opciones y las compartiremos...Mi reflexión en voz alta también va para aquellas situaciones en las que necesitas la colaboración de los demás en la construcción de mejores conductas...a ratos me siento sola en ese trabajo cotidiano...
ResponderEliminarAyer y antes de ayer sucedieron algunas cosas que menguaron nuestra calma e hicieron que el desasosiego apareciese. Tras un largo día de trabajo, llegué a casa y me puese a jugar con H. que consiguió dibujar muchas sonrisas en mi boca. Cuando Goerge llegó a casa, por la tarde, nos sentamos en la habitación porque necesitábamos hablar y, en ese momento, H. comienza a contar historias. Siempre le decimos que ella tiene un tiempo y nosotros otro de mayores, pero no siempre lo entiende. Es curioso (no sé si llamarlo casualidad) pero entonces se acordó de tu H. y de lo mucho que también le gusta hablar.
EliminarEl otro día por la calle nos dijo "Lo que pasa es que no entendéis que yo no puedo vivir en silencio, que necesito hablar". Es cierto, y gracioso oído de una pequeñaja como ella, que ya se sabe habladora y conversadora, pero a veces cuesta que entiendan que tiene que haber espacio y palabras también para los otros. Sé que a ratos te sientes sola... y en esos momentos la distancia juega malas pasadas pero piénsanos cerquita...
Sí Ana, ciertamente si vivieramos más cerca nuestras H. podrían hacerse compañía y así nosotras podríamos charlar a placer...En ese sentido mi sensación es que teneis cierta ventaja porque podeis educar eso de puertas adentro. Nosotras de puertas adentro fenomenal. Ella es capaz de respetar ya mis tiempos de soledad...lo que más le cuesta es que yo interactúe con otro y ella no sea la protagonista :-) y esos otros aparecen con más frecuencia en la calle o en las otras vidas. A mi me gustaria que me ayudaran a trabajar eso los demás y no ser siempre yo la que le demanda espacios privados, la que le señala que debe dar espacio a los demás, a mi. Bienvenida :-)
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