Cuando empecé a escribir estas líneas hacía una hora que terminaba mi jornada laboral oficial. Esa jornada laboral que ultimamente a nivel emocional, y a veces también a nivel práctico, no acaba. Llevo semanas de jornada continua emocionalmente hablando. A ratos me despejo porque los años me han enseñado a cuidarme, a saber darme mimos, para que no me venza el ruido de la batalla...pero a veces tampoco es fácil porque al final el ruido no está solo en nuestras mesas sino que está en la calle, en las plazas, en el telediario y en todos los espacios en los que física o emocionalmente, nos movemos...
Pero hoy es viernes y me debo un descanso. Mañana, será más y probablemente será mejor.
Yo para mañana me pido dormir, ocho horas en lugar de cinco o seis.
Me pido ver la peli que saqué de la biblioteca y no devolverla sin ver porque no encuentro el espacio de tiempo y silencio para disfrutar de algo que tanto me gusta.
Me pido leer el libro que he sacado de la biblioteca.
Y leer también el libro que tengo empezado y avanzado de las vacaciones y que es la promesa de la vida profesional futura.
Me pido pensar (y soñar) con estos meses de vida que nos esperan, y hacer planes más allá del trabajo. Planes con los amigos que me hablan de viajes, de plantas, de obras de arte, de fotografía, de niños...conversaciones con amigos que sabemos que somos más que la crisis que nos ronda y aún así honrar a los que la están viviendo tan de cerca.
Me pido, mejor, me resigno, a cambiar la ropa de verano por la de otoño y así descubrir lo que nos vale y lo que no y clasificarla y prepararla para dársela a quien ahora le pueda sacar provecho.
Me pido tener el tiempo de llevar a arreglar la bici de H. para que podamos irnos de paseo aprovechando las bondades del otoño
Me pido descansar de tantas angustias ajenas amortiguadas un poco las propias
Me pido, porque es fin de semana, descansar de esas acciones erráticas que llevan a la gente de aquí para allá sin lograr avanzar.
Me pido descansar de protocolos y burocracias para conseguir cualquier cantidad de dinero que siempre es insuficiente.
Y me pido descansar de las angustias del no me alcanza, no llego, no tengo, no puedo...porque como decía en estos días, a través de las palabras de otro, empezaré a hacer algo donde estoy, con lo que tengo y con lo que puedo.
Pido encontrar el camino más corto para llegar a la mejor respuesta de la manera más rápida. Pido ser capaz de ser justa y también sentir que soy tratada con justicia.
Pido el bien común que me toca negociar, sin embarrar todo lo que nos une, a cuenta de lo que nos separa.
Y me pido confiar en el mundo que mi hija heredará. Y no es poco el trabajo que nos queda por delante.
Este blog es un regalo. Yo quería tenerlo y alguien que me quiere me lo regaló. Yo quería que mi casa tuviera ventanas y puertas y él me regaló una casa entera. El lo llenó de sol y yo de otoño. Todo tiene su momento. Este es el mío. No tiene un tema, solo tiene un fin aunque todavía no sé cuál es. Está aquí, es mi regalo. Cuidaré de él.
Ojalá encuentres la manera de lograr todo esto. Y si te sobra, me guardas algo para mí...
ResponderEliminarSiempre hay que proponerse metas ambiciosas, regado el camino de pequeños pasos...unas horas, una peli, un libro, conversaciones...lo demás lo vamos construyendo, reivindicando, pidiendo o exigiendo, segun toque...No ha estado mal. Puede estar aún mejor...Si llegara a sobrar, compartimos!
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