La llegada progresiva del final del verano
tiende a envolvernos en una cierta nostalgia por las cosas buenas que acaban. Y
yo soy dada a las nostalgias y a veces me pasan factura.
Tras la última factura veraniega importante, hace ya un par de años,
decidí que cuando el verano acabara en su luz, su calor, su sin-horario y sus
fiestas, yo iba a enfocar mi mirada en todas las cosas buenas que empezaban,
que los comienzos siempre me han resultado especialmente inspiradores...y en ello andamos.
Pienso que...
...sigue amaneciendo para mi y para los que
quiero, ¿es que acaso habrá algo mejor que eso?. Y amanecemos con salud, que lo
demás llega, va llegando, se consigue.
...cuando dejas las vacaciones para el final
del verano, que es lo que siempre me ha gustado, volver de ellas; coincidiendo
con los cambios de final de temporada, siempre te ofrece un agradable sabor a
reencuentro. Sí, me encuentro otra vez con las cosas que forman parte de nuestra cotidianidad, esas que nos acompañan a lo largo del resto de estaciones. Estos han sido días de muchos encuentros. De abrazos y sonrisas amplias.
De alegría. De afecto. Estamos en ferias, sigue el buen tiempo. Todo ayuda.
...empieza a sentirse la que aún es brisa
fresca y la brisa fresca, refresca. Lo refresca y alivia todo. Lo suaviza. Y no está mal.
...empieza o empezará a transformarse el
paisaje natural y a los colores del otoño casi, casi, nada le gana. Planes de otoño, sí. Nada mejor que hacer planes.
...H. coge sus libros, los nuevos y los
usados, y los huele. Mi hija es una chica de olores. Se entusiasma, se
emociona. Le encanta volver al cole. Los abre, revisa los contenidos. Me mira y
me dice tajante: "Que lo sepas, voy a suspender". Yo sonrío y pienso queda inaugurado el
curso escolar 2014-2015. Y sonrió porque ¿Qué hacer?...empezaremos la batalla de convencerla (que
es la parte más difícil) de que no será así, si trabajamos por evitarlo (porque capaz,
es). Lo que más me gusta de H. es todo lo que me obliga a aprender.
...comienza el baloncesto, comienzan los
scouts, comienzan las extraescolares. Se reduce nuestro tiempo sí, pero crecen
los espacios de relación y crecimiento. Veo a H. madurar física y
emocionalmente a pasos agigantados y mucha responsabilidad tienen en ello los
grupos en los que se mueve y las experiencias de trabajo en equipo que esos
espacios posibilitan. Como me gusta mirar atrás y confirmar que, desde mis
dudas e inexperiencia, he ido tomando buenas decisiones para mi hija.
...comienza el reto (y es que me gustan los
retos) de hacer frente al pesimismo académico de H., a la mala fama que
precede a la profesora que le ha tocado y que ya se vislumbra pero de la que
ella aún no es consciente (y que dure). El reto de compensar esa balanza
después de dos años de bonanza con una maestra a la que nunca le agradeceremos
lo suficiente el bien emocional que ha hecho a nuestros hijos e hijas. Unas son de cal y otras de arena y la vida siempre te ofrece de las dos. Más vale que aprendas a saborear las unas y a esquivar en la medida posible las otras.
...comienza (siguen) los retos laborales, que
no son pocos y son complejos. Que no tienen fin. Que nos obligan a crear y
redefinir. A tolerar algunas cosas, a mantener con convicción otras, a animar,
postergar y priorizar. A defender a pesar del conflicto. A disfrutar de los avances aunque sean pequeños. A ver los espacios de consenso y reconocimiento a través de esos cristales
a veces tan opacos. Tiempo de seguir cultivando la sabiduría y la serenidad, desde el
equilibrio entre la razón y la emoción. Respiremos, sonriamos, acompañemos. No
podemos rendirnos.
...construir planes en el futuro siempre nos ayuda a seguir caminando. Nos encontraremos otra vez, familia, amigos, verano. Mientras prometemos disfrutar del camino.
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