sábado, 27 de septiembre de 2014

APRENDIENDO A GOLPES...

La espera de una asignación en un proceso de adopción es un tiempo que requiere de templanza.  Precisa de moderación en el deseo, en la fantasía y en la aceptación de un plazo temporal que, en muchas variables, controlas mucho menos que en un embarazo.

Yo tuve la suerte de tener gente prudente alrededor. Afectos que hicieron las preguntas justas, que dieron los ánimos precisos en consideración de la realidad y que fueron capaces de hacerme reír en aquellos meses de gran inquietud.


Entre muchos otros, y porque viene al caso, recuerdo una tarde de otoño en la hermosa ciudad en la que viven M. y P. Tras pasear por la playa, fuimos a tomarnos algo y como siempre, hablamos de H., de ella  antes de que lo fuera. Cuando ya empezamos a desvariar sobre el futuro, ellos me decían que tenía que estar preparada para muchas cosas. Empezamos a bromear con las cosas que podían ser difíciles, sin ser trascendentales. Una de las muchas bromas de aquella tarde afirmaba que mi hija (o hijo) podía venir con graves problemas de dentición. La dura espera no sería nada, comparado con lo duro que sería asumir el coste de su arreglo!!. 

P. y yo nos acordamos mucho de aquella tarde. Meses después me acompañó a su encuentro y pudo ser testigo privilegiado del mismo.

Mi hija, al verme por primera vez, se acercó sonriente hacia mi con sus brazos muy abiertos. Imposible pensarlo en aquel momento, más allá de esa sonrisa que iluminó nuestro encuentro. Sí lo hicimos más tarde, junto a otras mil valoraciones más trascendentales. Su dentadura, era perfecta.

Ciertamente H. tiene unos dientes muy bonitos. Comenzó a mudarlos muy joven y los siguientes salieron igual de perfectos. 

Yo creo que habían pasado tan sólo un par de meses tras haber mudado sus dientes incisivos de leche. Me separé de ella por una semana. Hasta entonces no nos habíamos separado más de una noche y siempre en la misma ciudad. Ella viajó con sus abuelos, yo me reuniría con ellos una semana después. Una experiencia que no ha querido repetir sin mi presencia a pesar de desear estar allí.

Cada día un parte de preocupaciones. La frase final sólo ofrecía dos posibilidades: Quiero que vengas ó Quiero irme contigo.

Al tercer día, "Mamá.... A. (su primo de la misma edad) me tiró una piedra y me ha partido un diente. Quiero irme contigo".... Respiré hondo y hablé poco, que si no....

Nadie entiende que yo no culpo a A. de lo sucedido. Aunque de nada me valdría pues A. es un intocable. Responsabilizo a los adultos que no detuvieron un juego que podía haber provocado males mucho mayores. El diente, es lo de menos, aunque también me importa. "Los niños que siempre inventan juegos peligrosos...", "Fue porque tu no estabas...", "Casi no se nota...". Ninguna explicación, asunción de responsabilidad que me dejara a gusto. ¿Por qué nadie asume que lo sucedido es la consecuencia de lo que se permite o más bien de cómo se permite jugar?. 

No quise hacer un drama por tres razones: primera, fui yo la que decidí dejarla marchar conociendo los riesgos, segundo; realmente debes fijarte en el diente para ver que falta un segmento en una esquina, unos lo ven en seguida, otros no se han dado cuenta todavía y, tercero; no tiene vuelta atrás. O sí.

Hace unos meses la llevé para una revisión. Sigue perfecta. Quise hacerlo por la sanidad privada para calmar mis caldeados ánimos con la atención de la pública (es un error lo sé). O no. La profesional que nos atiende nos dice que la Sanidad Pública cubre el gasto si ha sido por un traumatismo antes de los 12 años. Me pregunto porqué la Sanidad Pública nunca me avisó de ello.

En unos días iremos para que corrijan el defecto y H. que es muy aprehensiva con el tema sanitario va y viene en angustias por el posible dolor, por la inyección de la anestesia, por el qué me van a hacer...y la conversación va y viene en nuestra cotidianidad desde hace días. 


Hace dos o tres días me dijo tras hablar del tema "Si A. y yo no hubiéramos jugado a tirarnos piedras, esto no hubiera pasado. Con las piedras se juega de otra manera" Y yo, como siempre, termino riéndome porque no había logrado en todas las conversaciones sobre el tema que asignara la responsabilidad a los participantes, ella y su primo. Siempre fueron otros los responsables de lo sucedido y ella la absoluta víctima.

Pero sucede, como casi siempre, sólo necesita tiempo y reflexión interna. Lección aprendida, sí. A golpes, a miedos, a inquietud...




2 comentarios:

  1. ¡Cuantas ideas para reflexionar nos propones¡. A mi hija también le falta un trozo de diente en una de las paletas, pero fue de un golpe. Golpe que no me contó y que descubrí cuando le vi el diente y tras un largo interrogatorio algo dijo de pared, columna, golpe, trozo de diente... no se porque al final no me enteré de que pasó.
    Y si que existe en la seguridad social El Programa de Asistencia Dental Infantil PADI. A nosotros nos envían todos los años a casa la documentación que se necesita para hacer uso de él. Y entra todo menos aparatos.

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    1. Pues yo me he enterado por haber ido a la privada así que si antes tenía los ánimos caldeados...pero bueno todo sea por aprovechar los recursos que hay que al final los pagamos todos!. Gracias por tus palabras. Un abrazo!

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