miércoles, 21 de mayo de 2014

RAZÓN DE VIVIR

Esta tarde he estado con I. Tuve una sola entrevista con él hace varios años, se había acercado a pedir ayuda a la organización en la que trabajo, vino, contó su historia y no volvió. 

Ha vuelto hace unos meses y yo le recordaba. Su origen nacional es atípico en nuestro contexto y su historia personal tenía dos o tres elementos de esos que hacen inolvidable un relato, por eso se quedó en mi memoria.  Yo como todos le he atendido y escuchado. A solas y con mi equipo he analizado su historia y he estado valorando qué podíamos hacer por él.

En este tiempo le hemos aportado un par de cosas mínimas dentro de la inmensidad de sus necesidades. Mínimas fundamentalmente, porque él ya había hecho la gran mayoría de las que se podían hacer.

I. está de vuelta de muchas cosas y, como dicen, ha conocido el cielo y el infierno. La gloria y la deshonra, el amor y el desamor. El éxito y la tragedia. Y, cómo no, la riqueza y la pobreza. En términos simples ahora es bastante mayor, está lo suficientemente enfermo, más bien  sólo aunque tiene algún acompañante y dice estar triste. Triste y desanimado, tanto, como para haber sentido -y actuado en más de una ocasión-, que la vida ya no tenía sentido para él. Pero sigues vivo y a veces llegas a pensar que ese es el problema.

Su voz tiene cadencia de maestro y podría escucharle durante el doble o el triple de horas que le he dedicado. Sé no dejaría de aprender. Y el narra y se narra reflejando que cuando la vida es tan intensa y los tiempos son tan difíciles, uno ya no aspira a grandes amores.

Esta tarde he estado con I. y desde entonces pienso en él.

Cuando se sentó frente a mí, hice lo de siempre, " a ver... ¿dónde estábamos la última vez...qué ha pasado desde entonces...? ....en esa mirada fugaz a la estela que vamos dejando vi la nota que decía algo así como "ha hecho un trabajo excelente en el análisis del currículum..." Le miré sonriente y le comenté ¿Has estado con mis compañeros del Plan de Empleo? Y asintió. Yo no le había pedido que fuera porque le sentía agotado y quise cuidar más, a través de otros compañeros, de su parte emocional pero él había decidido ir!!!. 

M. me dijo, cuando en la vida has dado tantas vueltas, cuando sientes que has perdido la dignidad, cuando ya no te importa vivir y encuentras a alguien que te escucha, te acompaña. Cuando alguien repara en ti aunque tiene a este montón de gente necesitada. Cuando recibes el trato tan humano, tan amable que he recibido de tus compañeros y tuyo, entonces lo mínimo que puedes hacer es seguir. Vosotros me habéis dado una razón para vivir".

Impresiona que alguien te diga eso. Asusta realmente. Cuando es verdad e incluso cuando mienten (que también pasa y es lícito) ¿Miente? ¿Camela? ¿Engatuza? Puede ser.  No importa. Si busca hacerlo, entonces también le hemos dado una razón para vivir.

Creo que es verdad. Que lo siente y entiendo sus motivos porque creo en el valor de la compañía, en el valor de una palabra de ánimo, el valor de la escucha, de la sonrisa, de un comentario oportuno, el valor de aquellos que ven las luciérnagas en la noche más oscura. Y sí, así me siento, rodeada de luciérnagas en esta noche que no sólo es tan oscura sino que dura tanto.

Nuestro trabajo consiste sobretodo en eso, en hacer que la gente tenga ganas de seguir intentándolo. Nuestra obligación es la de ser faros que arroguen un poco de luz que les ayude a encontrar el rumbo... Ellos son mi recompensa.

Y sí, hay días muy, muy duros, pero también hay días que acaban bonito... y llevo unos cuantos seguidos. 


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