miércoles, 29 de agosto de 2012

LUZ...

El lunes llevé a H. "al cole" de la organización en la que trabajo. Estos serían los tres únicos días que lo utilizaríamos. 

Al final, a pesar de sus expectativas, se lo ha pasado muy bien. Las últimas veces que lo usó había muchos niños pequeños y se aburría pero esta vez estaban los buenos amigos "grandes" de siempre y, además; otras niñas de su edad con las que ha hecho "buenas migas". El primer día me dijo ilusionada... " Sabes mamá, la profe también quiere tener un hijo negrito como yo". Por lo que me contó fue un día muy bueno. Ayer igual.

Hoy la dejé en la mañana en medio de sus compañeros más madrugadores que estuvieron bromeando con ella. Al ir a buscarla, vi que salía junto a ella una niña negra más o menos de su edad y con la misma cara de alegría. Se despidieron con efusividad. Ella me contaba que a todos les había dado mucha pena que ella no continuara estos días que aún median para el inicio del cole. Me ha dicho de la niña "Es R. y nos hemos hecho amigas".

Desde hace algunos meses, en "el patio de mi casa", el lugar en el que H. pasa buena parte de las tardes si yo me quedo en casa, hay dos niños negros como de 8 y 5 años. Son hijos de una familia de Gambia. Entonce por suerte, desde hace unos meses, H. no es la única negra. Allí nunca ha tenido el más mínimo problema con serlo, todos la quieren y la buscan. Allí les veo jugar desde el balcón y a menudo puedo escuchar sus conversaciones. Vamos, una suerte de patio!

Esta tarde al ir a buscarla me ha dicho: "Espera mamá que tengo que llevar a I. a su casa" y me he dado cuenta entonces que estaba con ella y con dos o tres niñas más, la hija pequeña de la familia gambiana. La peque no creo que tenga tres añitos y ciertamente es una muñequita. Al volver, con los ojos llenos de brillo me decía..."se ha quedado llorando porque quería quedarse más tiempo conmigo". E inmediatamente: " Mamá! yo quiero una hermana!".

H. es una madraza, le encanta la idea de ser madre y sé que en estos minutos que la niña quedó a "su cargo", se ha sentido, el centro del Universo.

Al subir fuimos directo a la baño. Desnuda ya, se miraba en el espejo que tenemos de mampara. Antes de entrar a la ducha se gira y me dice con cara de alegría: "Mamá, a qué mola ser negrita". 

Y yo pienso que sí, que mola mucho. Pero me mola mil veces más que ella misma comience a sentirlo....y no sólo a escucharlo...


martes, 28 de agosto de 2012

SENTIDO Y SENSIBILIDAD...


8.00 a.m.

-Mamá… a D. le gusta K. y a ella también le gusta él.   

Ambos tienen 7 años y son niños de la clase de mi hija. Me sale del corazón la misma frase de siempre:

- Qué suerte! Un amor correspondido!

Los padres de K. se han vuelto a vivir a un país europeo tras haber regresado de él hace unos ocho años. Él llevaba más de dos años en paro y la situación era insostenible para la familia así que se han convertido después de mucho pensarlo en “Emigrantes Retornados re-emigrados”. Terrible.

Como a mi hija le ha entristecido mucho la ausencia en el próximo curso de su compañera le he preguntado.

-¿Está triste D. porque K. se ha ido?

-Sí, pero no dice nada porque como es chico, no quiere que se burlen de él.

Casi me atraganto. No es eso lo que he enseñado a mi hija. No es eso lo que ha visto en mi familia, ni en mi entorno. Amamos a los hombres que sienten y lo dicen. Amamos a los hombres sensibles y sentimentales que siguen siendo tan fuertes como las mujeres sensibles y sentimentales que apechugan con la vida como la más fuerte y la más valiente. Y es que se puede ser todo y sin que sea un paquete exclusivo a disposición sólo de uno de los géneros!.

Y entonces pienso en todos los educadores de mi hija que están ajenos a mi control y me da rabia, mucha!, no ser capaz de frenar estas ideas tontas sobre las diferencias entre sexos que tanto daño han hecho a los hombres y mujeres de todas las generaciones vividas y por vivir.

Me emocionan los hombres que se emocionan. D. se lo pierde y sobretodo se lo pierde ella K. que suficiente tendrá ya con lo que le espera a nivel sentimental.

Qué tristeza y qué frustración.



domingo, 26 de agosto de 2012

PERDIDOS...


De Saúl, como no. http://www.santossaul.com/
Ayer volvió a pasar. Me perdí saliendo en coche de una ciudad  inmensa. Pero como ya sé qué pasa siempre, un rato después, a base de intuición, me encontré. 

Básicamente, se trata de pensar que no pasa nada,…Ayuda saber que hay remedio, que no es una tragedia. Que la falta de control absoluto tiene sus ventajas. Eso, es todo un signo de evolución personal. Y me gusta mucho…

No está mal perderse, hacerlo es una forma de descubrir nuevos caminos para llegar a los lugares que hemos elegido; o a otros, que necesitábamos conocer… Claro, hay que saber perderse… Y para eso también ayuda el haber aprendido a relativizar, haber tenido buenas compañeros en tiempos perdidos y haber encontrado buena compañía en los momentos de angustia. La buena vida, tanto como la mala vida, nos recuerda el deber de ser valientes, nos devuelve la certeza de nuestras propias fortalezas.

Ser capaces de aceptar destinos inciertos es una de las cualidades presentes en las personas propensas a la migración. Aceptar el riesgo que supone lo desconocido, lo ajeno, lo diferente, lo lejano. Mirarlo con unas gafas que nos hablen de las posibilidades en términos positivos es parte de la gasolina que inicia esos viajes.

Eso me hace pensar también en que he tenido que forjarme mi propia valentía, a base del ejemplo ciertamente; pero en contra de las palabras. La verdad es que hay momentos en la vida en los que hay que aprender a decir que no. Pero, para los que hemos nacido prudentes a base de herencias familiares, saber que a menudo también vale la pena decir que sí, que vale, que nos arriesgamos, que hay que intentarlo, es una gran señal de crecimiento personal. He aprendido a decir que sí en las últimas dos décadas y siempre me ha ido bien, así que…sigamos adelante. ¿Quien digo que todo está perdido?. Sin duda,... encontraremos el camino de regreso. Frases en honor a Fito Páez e Ismael Serrano, grandes compañías en tiempos de viajes vitales que nos han hecho sentir, perdidos, y felices!






martes, 21 de agosto de 2012

EL RAP DE LAS HORMIGAS...

Ayer mi amiga R. me enviaba un enlace con un blog. Quería invitarme a leer la experiencia que narraba una persona española que vive en Etiopía. Éste hacía una reflexión sobre la normalidad con la que asumimos ciertas cosas: lo inevitable de ciertas muertes, la superioridad de ciertas "gentes"...y la necesaria resistencia que tenemos que tener a ese proceso sigiloso de normalización.

Leerlo me hizo recordar algo que escribí hace años y hoy he estado buscándolo. Hace doce abriles yo estaba viviendo en Centroamérica, llevaba allí un año trabajando en lo que llamamos Cooperación.

"El rap de las hormigas" se llamaba aquello que escribí y ahora recreo...Una mañana, como otra cualquiera, una vez más, las diminutas hormigas que compartían casa con nosotras, habían invadido -en pequeñas cantidades- mi cereal. La disminuida población se debía a las miles de artimañas, que en la lucha contra ellas habíamos desarrollado. Ninguna, sin embargo, había sido plenamente efectiva dada la "invasión" de mi amado desayuno.

Miré lo que sucedía y a mi compañera. Luego pregunté ¿Crees que si me las como -mezcladas con el cereal- me pasará algo?...lo decía en serio, pero nos echamos a reír y yo, recuperando la lucidez a medida que desayunaba dos o tres hormigas, pensaba en si era plenamente consciente de la "anormalidad" que mi acto implicaba...Pensé entonces, en la cantidad de actos anormales que vas normalizando a fuerza de verlos repetidamente en tu cotidianidad o sentirlos inevitables. Y eso es un peligro.

Te acostumbras sí, y entonces dejas de cuestionar la validez de la realidad que se te ofrece. Dejas de interrogarte, de reprocharte, de reprochar. Y las cosas en el fondo van dejando de importarte, porque te parece que la única opción, es la que se te ofrece.  Me pregunto hasta donde podemos establecer el equilibrio entre lo que es y puede ser cambiado y lo que es y debe ser asumido ¿Es una cuestión de gusto, de tolerancia, de paciencia, de principios?. ¿Es la realidad inamovible? ¿Cuánto puede moverse?

En ese entonces uno de mis compañeros de labor humanitaria, alguien con tanto criterio humano y profesional como yo, y que pertenecía a la contraparte, sentenciaba. "La realidad es la realidad. Hay que asumirlo". Yo sonreía. Bueno miento, yo me desesperaba, porque me negaba a asumir esa realidad. Hoy, con la serenidad que da la distancia en todos los planos, me pregunto ¿Existe una sola realidad válida?...cuándo la ética está en medio, dónde están los límites, de lo legal y lo legítimo, incluso de lo lícito, en el análisis de lo que acontece. Ninguna respuesta me parece valida cuando se trata de interrogarse desde la diversidad, de allí que me resulte esencial la capacidad de comunicar nuestras razones y motivos. Sobretodo, la responsabilidad de hacerlo.

Me gustan los argumentos, que son los que hacen crecer. Me gustan las razones de las cosas que hacemos o dejamos de hacer. Me gusta que pensemos en ello y cuestionemos las razones obvias con la que a menudo se ofrecen las pautas que buscan actos de fé. 

"El rap de las hormigas" es una canción de Charly García. Una de tantas muchas y muy buenas. Hoy le robé el título para colocarlo aquí. Me gusta más el título que la canción. Es lo que hay.






 

lunes, 20 de agosto de 2012

MIRAR...


“No quiero verle”, me decía esta mañana.

Solo si le miras, sabrás qué sientes. Le contesté. Sólo entonces podrás avanzar. Lo vivido será, sólo eso, una experiencia (en este caso dolorosa y contundente) pero no será una herida abierta, un lugar emocional en el que permanecemos anclados a algo vivido y que nos dañó.

Mirar a alguien, mirar a algo, mirarnos a nosotros…

Creo que no es posible curar los dolores del corazón en la ausencia o en la negación de aquellas cosas que formaron parte de nuestra vida. Aunque mirarlas, duela.¿ Alguien se ha curado una herida sin que le doliera el alcohol o el betadine con el que intentaban desinfectarla? Pataleamos, pero por allí hay que pasar…unos lo prefieren de golpe, de frente, contundente. Otros despacio, distraídos, paso a paso.

A menudo cometemos el error de pensar que aquello de lo que no se habla, no existe. Y existe.  Y, lo peor, crece en la angustia que nos provoca.  Según queremos negarlo, se hace más u más fuerte. Como el rubor. 

Por supuesto que el acto de mirar o de explorar mirando, hacia afuera y  hacia adentro, requiere de un tiempo y de unas condiciones en las que podamos sentir la seguridad de que sobreviviremos emocionalmente y que sobretodo esta vez no será como la anterior de la que salimos tan “adoloridos”.

Me gusta mirar la vida a mí alrededor. Me paso el día mirando (escuchando) historias de vida y en estos tiempos duros, muy duros, si hay algo que he aprendido es que nuestro instinto de supervivencia es infinito. A veces, a menudo, no somos capaces de desplegar todas nuestras capacidades más que en situaciones de emergencia. Yo tenía un profesor que decía: Morirse es difícil y mira que lo es. Estoy segura de que muchos de nosotros no nos creeríamos capaces de sobrevivir a muchos de los dolores que hemos tenido que vivir. 

Y aquí estamos. Intactos no, pero fortalecidos sí.

martes, 14 de agosto de 2012

DE DONDE SOY...


Anoche, durante la clausura de las Olimpiadas...

-Mamá cuando corra en las Olimpiadas ¿Voy a ser de Etiopía o de España?. 
-De España, cariño
- ¿Aunque sea negra?
- Sí, aunque seas negra. 

Pero  la verdad es que no lo sé. Y mi amiga E. lo confirma hoy cuando escribe: 


Pienso en estos días de deporte y deportistas en los muchos atletas olímpicos españoles cuyos nombres o rasgos físicos reflejan una identidad cultural diversa (1). Me pregunto cuál es el punto en el que cada uno de nosotros nos sentimos representados por ellos, me pregunto cuál es el punto en el que cada uno de ellos siente que representa a un país en concreto. 

Tomo uno de los casos Aschwin Wildeboer Faber y su hermano Olaf nacieron en España, hijos de holandeses afincados en el país. Aschwin es atleta olímpico y representa a España. Su hermano Olaf, también es atleta, compitió inicialmente representando a España pero desde el 2006 lo hace representando a Holanda. ¿Algo que objetar?

Las fronteras son nuestras, las creamos y las deshacemos.

Cuando conocí a H. ella no las tenía, pero tras cinco años aquí ya sabe que existen. Espero que no le hagan daño, sobretodo porque nos encanta cruzarlas…
                                                                                                                                                                             


domingo, 5 de agosto de 2012

FUEGO


En estos días, gracias a la inestimable compañía de los abuelos, podemos disfrutar de las noches de verano. Me he pasado más de la mitad de mi vida llena de noches de verano que no sabía que lo eran. Como con muchos procesos afectivos, yo apenas soy consciente de lo valiosas que son para mi algunas cosas, cuando las pierdo o voy perdiendo. Habitualmente se diluyen entremezcladas en otras presencias más intensas o en otras decisiones más trascendentales. 

Sin embargo, sucede a menudo, que las reconozco cuando reaparecen. Sí, aún antes de que lleguen con entidad. Supongo que es un proceso emocional avocado a la superviviencia. A evitar la tristeza de la pérdida y, sin embargo, a celebrar los reencuentros.

Estas noches de verano me he reencontrado con la amistad adulta, con las largas conversaciones sin horarios ni interrupciones infantiles, compartiendo la trascendencia o la trivialidad de la buena compañía y con ella de las ilusiones o los quebraderos de cabeza. Esta ciudad emociona por las noches. Y sus noches de verano aún más. Y a mi esta semana de relaciones y afectos me tiene especialmente contenta. No han sido noches de intensidad. Solo han sido noches de certezas
  
Pero mi noche de verano tiene fuego desde ayer en la tarde y entonces ya las noches no me gustan porque están llenas de fantasmas y de sombras, están llenas de incertidumbre. Estamos pagando caro el verano. Estamos pagando caro el no recordar las cosas valiosas que nos rondan y cuidarlas con celo. Por eso soy tremendamente consciente de los cuidados que me han prodigado esta semana. Cuidar es una forma de hacer las cosas perdurables.

Las fotos son de mi amigo Saúl, un hombre que ama la Naturaleza y para muestra un botón http://www.santossaul.com/